Aun cuando la crisis de Siria dominó gran parte de los debates del G20, la declaración de los líderes sobre la adopción de medidas para conjurar los peligros de una crisis social avivada por el desempleo, la desigualdad y la exclusión. Sin embargo, aun cuando el G20 se centró en soluciones a largo plazo, existe el riesgo de carecer de medidas a corto plazo.

La Encuesta Mundial de la CSI 2013 revela que el mundo se encuentra sumido en una crisis social y política consecuencia del agravamiento de los problemas económicos:
• Una de cada dos personas tiene una experiencia familiar directa de desempleo o reducción de horas de trabajo.
• El 87% de las personas dijo que sus ingresos están estancados o se redujeron por debajo del coste de la vida en los últimos dos años.
• El 80% de los ciudadanos del mundo piensa que los Gobiernos no han hecho lo suficiente para luchar contra el desempleo, y la mayoría considera que carece de seguridad en el empleo.
• La mayoría de la población mundial (55%) teme que sus hijos o nietos vivan peor.

 

Sharan Burrow, Secretaria General de la Confederación Sindical Internacional, ha señalado que el apoyo unánime a favor del primer plan internacional contra la transferencia de beneficios y la evasión fiscal por parte de las grandes empresas marcará el retorno a la responsabilidad colectiva si no se ve seguido de medidas a escala nacional. Y ha añadido que “la atención de los líderes durante la presidencia rusa se centró en el empleo, la inversión y el crecimiento, pero el desempleo sigue en aumento y supera ya los 200 millones de personas, mientras que la disminución del crecimiento en los países BRICS se suma a la exclusión social y la desesperación”.

Por su parte, John Evans, Secretario General de TUAC , ha puesto el acento en que “los Líderes han reforzado su participación en el diálogo social con las empresas y los trabajadores a nivel del G20. Ahora también existe un reconocimiento de la necesidad de aumentar el ritmo de la recuperación y reducir la desigualdad a través de la negociación salarial, incluidos los mecanismos nacionales de fijación de salarios. Esta perspectiva todavía tiene que traducirse en un cambio de política a escala nacional y por parte del FMI y la OCDE”.

El llamamiento conjunto del L20 y el B20 a favor de la inversión sostenible en infraestructuras y los principios de acompañamiento para la inversión a largo plazo fue aceptado por los Líderes del G20. “El reto consistirá ahora en llegar a compromisos nacionales con miras a un nuevo modelo de inversión que trace una línea divisoria entre la especulación y la inversión y garantice el triunfo del capital paciente sobre la especulación”, ha manifestado Sharan Burrow.

La CSI representa a 175 millones de trabajadores y trabajadoras en 315 organizaciones afiliadas nacionales en 156 países y territorios.