La Unión Europea, Europa, tiene que ser parte de la respuesta ante la crisis migratoria, de refugiados que huyen de la guerra, y de toda clase de conflictos, como de aquellas personas migrantes que buscan una vida mejor.

Por lo tanto, lo primero que hay que explicitar es nuestra solidaridad con las personas que sufren, que quieren tener una vida mejor. A continuación, revisar el comportamiento de la Unión Europea, de Europa ante esta crisis. Observamos una descoordinación inasumible junto con una falta de solidaridad entre los países. Parece que algunos gobiernos consideran que sólo afecta a los países que, en un primer momento, tienen las fronteras más próximas a los diversos conflictos u orígenes últimos de esas migraciones, sin querer asumir que todos los países europeos están concernidos y que Europa no puede existir como isla más o menos próspera en un mar de conflictos y desigualdades.

La política europea tiene que estar presidida por la defensa de los derechos humanos, el hacer posible la defensa de los refugiados, en procurar mecanismos de migraciones regladas y crear los instrumentos y políticas de una prosperidad y paz compartidas.

En todos estos ámbitos USO, junto con la CES y la CSI, está comprometida en aportar soluciones, en aumentar los presupuestos de acogida y en fortalecer la solidaridad intra y extraeuropea.

La actual crisis se ha venido incubando desde hace decenios. Sobre la falta de respuesta de la comunidad internacional a la ocupación de Palestina (7 millones de refugiados en Líbano, Siria,…) y el deterioro aún mas de la vida en Gaza, se han ido sobreponiendo las invasiones de Afganistán e Iraq; la guerra civil de Siria y los agentes externos alimentados estos años de fanatismo y persecución de minorías; la destrucción del estado libio; la continuidad de falta de crecimiento y distribución en tantas partes de África; y una escandalosa desigualdad mundial y específicamente entre las dos orillas del Mediterráneo que hacen todo ello una combinación que determina que cientos de miles de personas se desplacen hacia Europa y otros continentes y quizá millones de forma latente lo estén pensando, huyendo de la muerte, de conflictos que no tienen fin y de la pobreza, buscando una vida mejor que la que arrastran en sus lugares de origen, para ellos y sus familias.

Europa, la comunidad internacional, no ha sabido resolver los conflictos que se han dado en los bordes de sus fronteras. Incluso los ha incentivado, con su complicidad o por omisión. No hay una gobernanza mundial que controle a las multinacionales y que formalice una distribución de las riquezas y los beneficios de los recursos extraídos en el mundo.

Si coincidimos en los diagnósticos es más fácil encontrar las soluciones. A corto y medio plazo.

También hay que relativizar el número de personas que acceden a Europa en esta crisis. En otros espacios geográficos el número de personas que buscan refugio o simplemente buscan un nuevo lugar donde vivir es significativamente igual o mayor. Otra cosa es la espectacularidad que acrecientan las imágenes de los informativos.

Desde USO creemos que hay que mantener la libertad de movimientos del Tratado de Schengen, distribuir alícuotamente en base a parámetros que tengan en cuenta la situación económica y de empleo de todos los países europeos, mejorar los presupuestos de acogida e integración y, contemporáneamente, revisar las políticas de gobernanza económica mundial y las políticas de vecindad y alianzas desarrolladas con los estados donde hay conflictos armados y desequilibrios evidentes que afectan a un desarrollo y prosperidad que deben ser comunes.