Durante el mes de noviembre, 27.071 personas encontraron trabajo, pero aún tenemos 4.149.298 desempleadas. El desempleo descendió en todos los sectores económicos, con mayor incidencia en la construcción y la agricultura.

A pesar de este mínimo respiro en el desempleo antes de las elecciones generales, lo cierto es que hay menos personas trabajando que en 2011, concretamente 104.300 personas menos, según los datos de la última EPA.

Este descenso del desempleo durante noviembre, ha sido mayor entre los hombres (con 23.006 parados menos) que entre las mujeres, con un descenso de 4.065 desempleadas. De nuevo, la salida del desempleo por parte de las mujeres se produce a un ritmo más lento, acrecentando la brecha de género.

Se han registrado 1,6 millones de contratos, de los que el 92% son temporales. Tan solo se han registrado 132.867 contratos de trabajo de carácter indefinido, con lo que la temporalidad sigue siendo la seña de identidad del mercado de trabajo español.

La protección social por desempleo se ha reducido en torno al 8% desde 2012. En octubre, 2,1 millones de españoles fueron beneficiarios de prestaciones por desempleo, cifra que supone un disminución del 12,5% respecto al mismo mes de 2014. La cobertura del sistema de protección ha sido del 54,36%, con lo que casi la mitad de desempleados no cuentan con ninguna ayuda económica.

La afiliación a la Seguridad Social ha aumentado en 1.620 personas y el número de afiliados ocupados alcanza los 17.223.086. Esta subida modesta de afiliación no nos conduce a un escenario de recuperación laboral.

La escasa protección social con la que cuentan los desempleados, el descenso de la renta media –en torno a 500 euros-, el descenso del salario medio a niveles de 2007 así como la alta tasa de temporalidad del empleo, son factores que contribuyen negativamente a reducir el porcentaje de españoles que se encuentran en riesgo de pobreza -29,2%-. Es hora de que el nuevo gobierno, resultante de las elecciones del 20 de diciembre, dedique todos sus esfuerzos a construir una sociedad más justa e igualitaria en la que el empleo sea el motor de cambio.