USO ha asistido como invitada al VIII Congreso de Força Sindical, tercer sindicato en tamaño en Brasil, que se ha celebrado del 12 al 14 de junio, en la ciudad de Praia Grande.

El Congreso ha reunido a representantes de cerca de 1.700 entidades sindicales y en él se ha renovado al actual secretario general, a su vez diputado del partido político Solidaridad, Paulinho da Força, quíen invitó al ministro de Trabajo, Ronaldo Nogueira, abucheado por los delegados presentes, manifestando que es “un aliado de los trabajadores” y que está ayudando a modificar partes de las leyes aprobadas en primera instancia en el Parlamento brasileño.

El apoyo del secretario general al ministro de trabajo o viceversa responde a planteamientos tácticos partidarios para paliar la reforma laboral puesta en marcha y mantener la unidad del campo laboral tras la huelga general del 18 de abril. Al Congreso asistieron representantes del resto de los sindicatos brasileños CUT, UGT, CTB, CSB y Nova Central, haciendo visible la unidad del campo sindical.

Se aprobaron por unanimidad a mano alzada los diferentes hitos y diferentes resoluciones, de las que cabe destacar que desde el próximo congreso la dirección será formada al 50% por hombres y mujeres.

Finalmente, desde diferentes ámbitos se siguió apostando por seguir en compatibilizar su pertenencia a la CSI, pero no a su estructura regional CSA por desavenencias, entre otras cosas, por acusarla de falta de transparencia.

Este Congreso se ha celebrado en un contexto muy difícil para los trabajadores brasileños. Después de la destitución de Dilma Roussef, el vicepresidente Temer que ocupó su lugar estableció todo un programa neoliberal de privatizaciones y una reforma laboral y de pensiones que rompen la vida sociolaboral del país. Así, y como calcada de la reforma española de 2012, se priorizan las relaciones laborales individuales sobre las colectivas, los convenios de empresa sobre los sectoriales, se posibilita la ampliación de jornada laboral sin consideración de horas extras y se normaliza legalmente la terciarización, pasar de relación laboral a mercantil, o se amplían los periodos mínimos de cotización y la edad mínima de jubilación y se elimina la contribución sindical, el sistema de cotización de los trabajadores a los sindicatos, con la ruptura de previsión de ingresos.

Todo ello, por medio de un aparato legalista que pretende que no haya vuelta atrás o que se retarde la vuelta a la situación legal anterior. Por eso, ante los casos de corrupción que salpican a la clase política brasileña, su falta de legitimidad y la interinidad de la actual presidencia, el actual gobierno, la mayoría de los diputados y los medios de comunicación rechazan que haya elecciones presidenciales directas ya, y esperan agotar el mandato presidencial -2014 al 2018- , porque temen que de celebrarse habría un gran rechazo a su gestión y anhelan que el tiempo y el desánimo se apoderen de la ciudadanía.