En el Día Nacional de la Conciliación de la Vida Personal, Familiar y Laboral, y la Corresponsabilidad en la Asunción de Responsabilidades Familiares, desde USO queremos denunciar las desigualdades que en nuestro país siguen dándose entre sexos en la conjugación del ámbito laboral y familiar. Para llegar a unas condiciones equitativas, consideramos necesario:

• Garantizar el cumplimiento y aplicación de la Ley Orgánica para la Igualdad efectiva entre mujeres y hombres en todo lo relacionado con el derecho al trabajo en igualdad de oportunidades y del recién aprobado Real Decreto 6/2019 de medidas urgentes para garantía de la igualdad de trato y de oportunidades entre mujeres y hombres en el empleo y la ocupación, que sean normas que no queden en papel mojado, sino que reviertan sus frutos en el bienestar y en la calidad de vida de las personas trabajadoras.

• Tratar de negociar, tanto en la negociación colectiva como en los planes de igualdad, medidas específicas o transversales, para fomentar el acceso, promoción, formación, retribución salarial, medidas de conciliación de la vida laboral, familiar y personal, y corresponsabilidad que permitan la eliminación de las discriminaciones de género que se producen en las empresas. A través de la negociación colectiva, podemos, además, alcanzar medidas de flexibilización laboral y de horarios adaptadas a las necesidades de los trabajadores y las trabajadoras, además de potenciar el disfrute de permisos o reducciones de jornada para ambos progenitores.

• La potenciación de políticas salariales que reduzcan la desigualdad salarial existente en los distintos ámbitos de negociación mediante la inclusión de salarios mínimos garantizados por convenio.

• Fomentar la eliminación de las desigualdades de género que se producen en el sector público, teniendo en cuenta que suponen un ejemplo y una referencia, al tener un fuerte papel igualador como gran empleador de mujeres, proveedor de infraestructuras de atención y regulador del mercado laboral.

• Prestar especial atención a la desigualdad retributiva entre mujeres y hombres, y a las desigualdades producidas por la externalización de trabajos, la cual provoca salarios diferentes para trabajo de igual valor por pertenencia nominal a dos empresas distintas.

• Que se introduzcan objetivos mínimos de participación de mujeres en las empresas y, sobre todo, en los cargos de dirección de las mismas para evitar la subrepresentación de estas en los puestos de nivel superior, que se da incluso en sectores feminizados.

• Desarrollar un plan integral de apoyo a todo tipo de familia: medidas de conciliación de la vida laboral, familiar y personal que contengan medidas en los ámbitos de la política fiscal, vivienda, prestaciones sociales por menores a su cargo, servicios sociales, protección de la infancia, a las personas dependientes y medidas educativas en materia de igualdad que garanticen también una educación afectivo-sexual y reproductiva plena, digna y saludable.

• Evitar a toda costa la liberalización de los horarios comerciales de lunes a domingo, ya que hace que la conciliación personal y familiar sea imposible. Queda patente que, en aquellos centros de trabajo donde se obliga a trabajar los domingos y festivos, los índices de satisfacción laboral y de productividad son significativamente bajos, ya que, sumada la dificultad de conciliar, la remuneración salarial ha sufrido una importante merma.

• Adaptarnos a unos horarios de trabajo que, de forma racional, estén más equilibrados con los del resto de países de Europa y en concordancia con los horarios escolares. Somos el único país que tiene pausas de dos horas a mediodía para comer, cenamos a partir de las diez de la noche, hora a la que los comercios siguen abiertos, y el “prime-time” televisivo aún no ha comenzado. Las consecuencias de estos horarios demenciales son pocas horas de sueño, baja productividad, imposibilidad de conciliación de la vida personal, familiar y laboral, así como problemas en la salud.

Para la consecución de estos objetivos, es necesario un compromiso de la sociedad al completo (Gobierno, empresas, sindicatos, medios de comunicación, entidades educativas, familias, etc.) para modificar los roles de género tan arraigados en nuestra cultura y podamos conseguir una calidad de vida de las familias, que se trasladará en familias más felices y más productivas.