El 12 de junio se conmemora el Día Mundial contra el Trabajo Infantil, una efeméride recordatoria del drama que sigue afectando a más de 152 millones de niños y niñas en el mundo, obligados a trabajar para sobrevivir aunque no tengan la edad mínima legal para la admisión al empleo o al trabajo.

La USO quiere aprovechar esta oportunidad para recordar la importancia de continuar e intensificar la lucha por los derechos de esos niños y esas niñas a la infancia y a la escolarización, tanto en los ámbitos nacionales como internacionales. Aunque pueda parecer inverosímil, en Europa quedan todavía 5,5 millones de niños en situación de trabajo infantil, una vergüenza para nuestro desarrollado continente.

Desde su fundación en 1919, la abolición del trabajo infantil ha sido un objetivo prioritario de la Organización International del Trabajo (OIT), que ha intensificado considerablemente sus esfuerzos a este fin en los últimos 4 años.

Al respecto, en la Resolución General de su 11° Congreso Confederal de 2017, la USO considera imprescindible el fortalecimiento del papel de la OIT y la apoya en sus esfuerzos de promoción de la ratificación universal del Convenio nº 138 sobre la edad mínima de admisón al empleo y al trabajo, y del Convenio nº 182 sobre las peores formas de trabajo infantil. La mitad de los niños trabajadores se dedican a trabajos peligrosos y el 50 % de las víctimas del trabajo forzoso son niños y niñas.

En 2015, los dirigentes mundiales han reiterado su compromiso de acabar con las peores formas de trabajo infantil para 2025 a través de la adopción de los Objetivos del Desarrollo Sostenible (ODS), en particular del ODS nº 8 relativo al trabajo decente. El concepto de Trabajo Decente es incompatible desde todo punto de vista con el trabajo infantil.

El mismo ODS nº 8 apunta a promover entornos de trabajo seguros para todos los trabajadores para 2030 y, este año, la campaña en contra del trabajo infantil se une a la campaña por la salud y seguridad en el trabajo que también es un compromiso fuerte renovado por la USO en su pasado Congreso. De hecho, los trabajadores y trabajadoras jóvenes, entre 15 y 24 años, deben ser objeto de una atención especial puesto que sufren una tasa de accidentes laborales no mortales más elevada, del 40% que los trabajadores y trabajadoras adultos aunque sólo representen el 15% de la fuerza laboral mundial.