USO demanda planes de acción internacional contra la trata de personas para acabar con esta lacra que afecta, principalmente, a mujeres y niños

Cada 30 de julio se celebra el Día Mundial contra la Trata de Personas. Este día se estableció en 2013 por Naciones Unidas para concienciar sobre la situación de las víctimas del tráfico humano y para promocionar y proteger sus derechos.

Los conflictos armados y las crisis económicas sitúan a un mayor número de personas en riesgo de ser víctimas de este delito.

USO, junto con la CSI, demanda planes de acción contra la trata de personas con fines de explotación laboral a nivel internacional. Los sindicatos deben intervenir para acabar con esta lacra de forma eficaz.

Perfil de las víctimas: mujeres, pobres, migrantes y de países empobrecidos

El último informe publicado en 2020 por la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC, por sus siglas en inglés) revela que las víctimas se convierten en un objetivo cuando son vulnerables. Los conflictos bélicos, así como la pandemia y la consiguiente crisis económica, aumentan el número de personas en riesgo.

Entre las principales características que revela el informe se encuentran:

  • Las mujeres siguen estando particularmente afectadas por este delito. En 2018, por cada 10 víctimas detectadas globalmente, alrededor de 5 eran mujeres adultas y dos eran niñas. Alrededor de un tercio de todas las víctimas eran niños, siendo en un 19 % niñas y un 15 % niños; el 20 % restante eran hombres adultos.
  • La trata de niños surge de comunidades en extrema pobreza. Este delito afecta desproporcionadamente a niños y niñas en países de bajos ingresos, donde está vinculada al fenómeno más amplio del trabajo infantil. En el África subsahariana, los niños han sido víctimas del tráfico de seres humanos para trabajar en plantaciones, en minas y canteras, en granjas, como vendedores en los mercados y en las calles. En el sur de Asia, niños de tan solo 12 años han sido víctimas para trabajar en hornos de ladrillos, hoteles, en la industria textil y en la agricultura. También se ha denunciado el tráfico de niños para trabajos forzados en las plantaciones de América del Sur. El número de niños y niñas (72 % de niñas) en situación de explotación sexual predomina sobre todo en América Central y el Caribe, y en el Sudeste Asiático.
  • El estatus migratorio se utiliza contra las víctimas. Las víctimas de trata que no tienen permiso para trabajar o permanecer en el país se enfrentan a una mayor vulnerabilidad. El miedo a ser denunciado es una poderosa herramienta para los que trafican con personas. La mayoría de víctimas de trata de personas en el mundo son migrantes, llegando al 65 % en el caso de Europa occidental y meridional. Los inmigrantes laborales también pueden ser vulnerables, por ejemplo, al desconocer sus derechos laborales.
  • Los traficantes explotan a las víctimas de diferentes formas y se infiltran en la economía legal globalizada. El 50 % de las personas afectadas por el tráfico de seres humanos fueron explotadas sexualmente. El 38 %, para trabajos forzosos, mientras que el 6 % fueron sometidas a actividades delictivas forzadas y más del 1 %, a la mendicidad. Las víctimas del trabajo forzoso son explotadas en agricultura, construcción, pesca, minería, comercio ambulante y servidumbre doméstica.
  • Generalmente es el resultado de un deterioro de los derechos laborales. El deterioro de los derechos laborales, con salarios más bajos, jornadas más largas, reducción de protección y el aumento del empleo informal, aumenta los casos de trata de personas. Además, es un fenómeno transfronterizo, especialmente en los países de renta alta.
  • Las mujeres víctimas de la trata para la servidumbre doméstica sufren daños extremos. La servidumbre doméstica es un fenómeno global que expone a sus víctimas (principalmente mujeres) a múltiples formas de explotación y violencia, incluidos los abusos sexuales, físicos y psicológicos. La naturaleza del trabajo a menudo las segrega de la sociedad y en muchas ocasiones trabajan y viven con los perpetradores de la explotación. Los abusos son menos fáciles de detectar y castigar en situaciones en las que no hay inspecciones de trabajo ni control policial, algo que puede suceder también en la pesca marítima, la agricultura y la minería, al estar los trabajadores más aislados.

¿Qué pueden hacer los sindicatos para combatir la trata con fines de explotación laboral?

Los sindicatos nos encontramos especialmente bien situados para contribuir a las estrategias capaces de ayudar a erradicar el tráfico de personas con fines de explotación laboral.

En una guía elaborada por la Confederación Sindical Internacional, con el apoyo del Programa especial de Acción para Combatir el Trabajo Forzoso de la OIT, se apuntan las medidas que se pueden adoptar para combatir esta lacra entre las que se encuentran:

  • Conseguir el establecimiento del marco jurídico. Los sindicatos deben examinar si sus gobiernos han ratificado las principales normas internacionales que prohíben el trabajo forzoso y la trata de personas (por ejemplo el Convenio nº29 y el Protocolo de la ONU sobre la trata de personas) y asegurarse que la legislación nacional esté plenamente en conformidad con estas normas. A veces las leyes nacionales tienen un efecto práctico limitado debido a que no cubren adecuadamente todas las formas de trabajo forzoso. Esta situación se observa a menudo en relación al tráfico de personas, donde la legislación nacional incluye la trata con fines de explotación sexual, pero no laboral. Otras veces la legislación legal es restrictiva, y otras las sanciones no son proporcionales a la gravedad del delito.
  • Velar por la correcta aplicación de la ley. Los sindicatos, en cooperación con organismos gubernamentales y ONG especializadas, desempeñan un papel muy claro para garantizar que exista una inspección del trabajo adecuada, los sistemas normativos identifiquen a todas aquellas personas víctimas del trabajo forzoso y que el sistema judicial persiga y castigue a los responsables de este delito. Cada vez que los sindicatos identifiquen un caso de trabajo forzoso es preciso que intervengan y tomen medidas.
  • Promover políticas de prevención. Los sindicatos, conjuntamente con otros organismos especializados, pueden ofrecer asesoramiento, cursos y oportunidades de formación profesional que den autonomía a las personas víctimas y les permita regresar a su país de origen con nuevas competencias para encontrar un empleo y rehacer sus vidas. El establecimiento de vínculos entre los sindicatos de los países de origen y de los países de destino puede facilitar la reintegración de los trabajadores migrantes, gracias a que cuentan con una estructura estable al regresar a su hogar.
  • Desarrollar planes de acción nacionales mediante una acción concertada entre todas las partes. Para conseguirlo, los gobiernos deben poner en marcha planes de acción nacionales contra el trabajo forzoso y la trata de personas, e integrarlos en los programas regionales e internacionales. La única forma de poder articular un plan de acción efectivo debería ser incluyendo a todos los ministerios y organismos gubernamentales competentes, así como todas las organizaciones sindicales y patronales, además de ONGs y agencias intergubernamentales.
  • Responsabilizar a los Estados y a los gobiernos. Las medidas contra el trabajo forzoso y la trata de personas rara vez son una prioridad política de los Estados y gobiernos. Las víctimas suelen ser personas marginadas, que carecen de poder y explotadas en sectores no regulados de la economía. Por ello, los planes de acción nacionales y los comités de coordinación entre instituciones para supervisar la plena aplicación son un importante mecanismo para responsabilizar a los gobiernos y asegurarse de que cumplan los compromisos que han contraído. Los sindicatos deben ser miembros de estos comités para velar que los gobiernos no cejen en su intento o dejen de destinar recursos.