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Los contratos parciales y fijos discontinuos (308.873) superan en un 36% a los indefinidos a tiempo completo (226.124), consolidando un modelo laboral de estabilidad precaria
USO advierte que los datos de empleo de noviembre, pese a reflejar un descenso del paro de 18.805 personas (-0,77%) hasta situarse en los 2.424.961 desempleados, evidencian la consolidación de un modelo laboral basado en la precariedad disfrazada de estabilidad. “La reforma laboral presume erróneamente de reducir la temporalidad, cuando es sólo un cambio de nombre, dando paso a nuevas formas de precariedad que condenan a miles de trabajadores y trabajadoras a la pobreza laboral”, destaca Joaquín Pérez, secretario general de USO.
El engaño de los contratos indefinidos
El análisis de la contratación de noviembre revela una realidad alarmante: de los 535.097 contratos indefinidos firmados, solo 226.124 (el 42,3%) son a jornada completa. Frente a ellos, la suma de contratos indefinidos a tiempo parcial (139.175) y fijos discontinuos (169.698) alcanza los 308.873 contratos, un 36% más que los indefinidos a jornada completa.
“Hemos pasado de la temporalidad al engaño de la estabilidad precaria. Las empresas han encontrado en el contrato a tiempo parcial y el fijo discontinuo la fórmula perfecta para mantener plantillas flexibles y baratas, con la etiqueta de ‘indefinidos’ pero sin garantizar ni ingresos dignos ni jornadas suficientes”, denuncia el secretario general de USO.
Un mercado laboral a dos velocidades
Los datos de noviembre muestran que se firmaron 1.296.203 contratos, de los cuales el 41,27% fueron indefinidos (535.097) y el 58,71% temporales (761.030).
Sin embargo, la lectura positiva de que 4 de cada 10 contratos sean indefinidos se desmorona al analizar su composición. Sólo el 17,4% del total de contratos firmados en noviembre fueron indefinidos a jornada completa. El 23,8% fueron indefinidos precarios (parciales y fijos discontinuos). Y los contratos temporales siguen creciendo: 4.067 contratos más que en noviembre de 2024.
“Estamos ante un mercado laboral de dos velocidades: una minoría con empleos estables y dignos, y una mayoría atrapada entre la temporalidad y los indefinidos que no garantizan poder llegar a fin de mes”, añade Pérez.


















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