USO se solidariza con los sindicatos y las personas trabajadoras portuguesas ante el ataque sin precedentes a sus derechos laborales
Portugal vive hoy su primera huelga general en 12 años. “Es una señal de alerta para los derechos laborales en toda Europa”, ha destacado la secretaria de Internacional y Desarrollo Sostenible de USO, Carmen Alejandra Ortiz.
Portugal afronta hoy, 11 de diciembre, una jornada de huelga general y movilizaciones convocadadas por las dos grandes confederaciones sindicales, CGTP y UGT Portugal. El paro general se da en respuesta al nuevo paquete de reformas laborales del gobierno portugués. La huelga, de 24 horas, está llamada a paralizar buena parte del país, con previsibles impactos en el transporte, la educación, la sanidad y la administración pública, y se calcula que podría movilizar a alrededor de la mitad de la fuerza de trabajo portuguesa.
Los sindicatos portugueses denuncian que este paquete legislativo supone un ataque frontal a los derechos de las personas trabajadoras, en un contexto en el que la memoria de los años de la “troika” y de la austeridad impuesta de forma externa sigue muy presente en la sociedad portuguesa.
Para USO, lo que está en juego en Portugal no es solo una reforma interna, sino un nuevo intento de rebajar estándares laborales en la Unión Europea. La propuesta legislativa abre la puerta a una carrera a la baja que afecta al conjunto de la clase trabajadora europea.
100 cambios hacia la “flexibilidad”: menos derechos
El proyecto de reforma, conocido como “Trabalho XXI”, pretende modificar más de 100 artículos del Código de Trabajo portugués. El argumento es “modernizar la economía” y aumentar la productividad, ante lo que califican de “retraso de Portugal respecto a la media de la UE”.
Entre las medidas que han encendido las alarmas del movimiento sindical portugués y de todo el continente destacan:
- La creación de “bancos de horas individuales”. Permitirían alargar la jornada hasta dos horas adicionales al día, con un tope anual, reforzando la flexibilidad empresarial en la distribución del tiempo de trabajo.
- El abaratamiento y facilitación de los despidos, especialmente en pequeñas y medianas empresas. Se eliminan las obligaciones probatorias del empleador y se limita la posibilidad de que la persona trabajadora aporte testigos.
- La relajación de los límites a la subcontratación y la externalización, que puede consolidar cadenas de subcontratación más largas y con peores condiciones laborales.
- Cambios en materia de permisos, tiempo de cuidado y organización del trabajo. Medidas que debilitan las protecciones para las mujeres trabajadoras, incluidas las que atraviesan un aborto espontáneo o periodos de maternidad y lactancia: un paso no, un grandísimo salto atrás en la lucha por la igualdad.
De la “troika” a la huelga de 2025
La huelga general del 11 de diciembre es la primera desde junio de 2013. Entonces, Portugal quedó prácticamente paralizado por un paro masivo contra los recortes y la austeridad vinculados al rescate de la “troika”.
Aquel ciclo de luchas incluyó grandes manifestaciones en 2012 y 2013 contra la reforma laboral y los recortes sociales, con cientos de miles de personas en las calles de Lisboa y otras ciudades.
La huelga general del 11 de diciembre se inscribe así en la continuidad de un movimiento sindical portugués que, pese a las dificultades, ha mantenido una cultura de movilización y resistencia.
España 2012, un espejo incómodo y vigente
Desde España, el anuncio de esta huelga general en Portugal resuena con fuerza en nuestra propia historia reciente. En 2012, el gobierno del Partido Popular aprobó de forma unilateral la reforma laboral (Real Decreto-ley 3/2012). Aquella reforma supuso un abaratamiento y flexibilización del despido, especialmente en los contratos indefinidos, así como una profunda reconfiguración de la negociación colectiva: favoreció el descuelgue de convenios y debilitó la cobertura y la capacidad de los sindicatos para defender condiciones dignas.
Se dio así una “devaluación interna” basada en la contención salarial, el aumento de la precariedad y el debilitamiento del poder de negociación de las personas trabajadoras. USO fue uno de los sindicatos convocantes de la huelga general del 29 de marzo de 2012 contra esa reforma. Aunque en años posteriores se han producido cambios y algunos avances, muchos de aquellos recortes no han sido plenamente revertidos y sus efectos sobre la precariedad, la temporalidad y el poder sindical siguen presentes en el mercado laboral español.
De hecho, USO volvió a salir a la calle contra la última reforma laboral, de 2021, junto con otros sindicatos, por seguir avanzando en la pérdida de derechos laborales.
“En USO vemos con preocupación que en Portugal se recurra ahora a un discurso muy similar: ‘modernizar la economía’, ‘aumentar la productividad’, ‘flexibilizar el mercado’… A costa, por supuesto, de rebajar derechos. Es un guion que conocemos bien y cuyos resultados han sido más precariedad y desigualdad”, incide Ortiz.
Apoyo y solidaridad de USO con la clase trabajadora portuguesa
La Unión Sindical Obrera quiere expresar por todo ello, de forma clara, su solidaridad con las organizaciones sindicales portuguesas y con la clase trabajadora de Portugal. Esperamos que su movilización del 11 de diciembre sea todo un éxito.
Como sindicato confederal, presente en las estructuras europeas e internacionales del movimiento sindical, USO subraya que lo que se apruebe en Portugal no se queda en Portugal.
“Si allí se consolida un modelo más precario y desregulado, aumentará la presión en el resto de países para seguir la misma senda. La defensa del modelo social europeo y del Pilar Europeo de Derechos Sociales pasa por frenar reformas que debilitan la negociación colectiva, facilitan el despido y consolidan la subcontratación y la precariedad”, resume la secretaria de Internacional y Desarrollo Sostenible de USO.
Las luchas del sindicalismo portugués forman parte de una respuesta más amplia frente a tendencias comunes, el auge del trabajo atípico, la expansión de las plataformas digitales, la presión para alargar jornadas y disponibilidad, y la erosión de los derechos colectivos.
Desde USO, no aceptaremos que la salida a los retos económicos y productivos pase por recortar derechos, precarizar el empleo y debilitar al sindicalismo.
























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