Desde el Ministerio de Trabajo se ha publicado la estadística correspondiente a la siniestralidad laboral hasta el mes de octubre, en la que destaca el aumento de los accidentes con baja en un 5,2%, un 0,3% más que el mes anterior, y se produce un leve descenso de los accidentes sin baja, en un 0,8%, cuatro décimas menos que en el mes de septiembre.

El número de accidentes de trabajo con baja fue de 536.450, mientras que el de accidentes de trabajo sin baja fue 609.516. Hay que destacar el aumento en 26.343 de los accidentes con incapacidad temporal, de los que 71.132 han sido accidentes in itinere, creciendo un 3,3%. En este punto, nos debemos detener en el análisis puesto que se han tenido en cuenta los accidentes del personal trabajador por cuenta propia elevado en un 200% respecto del mismo período del año anterior.

Por otro lado, en el caso de los accidentes en jornada con baja en asalariados, se produjeron 2.946 accidentes graves y 393 accidentes mortales, lo que supone un descenso de 90 accidentes graves, aunque teniendo en cuenta que esas valoraciones son realizadas por las Mutuas, en muchos casos esos accidentes leves serían graves; y 42 accidentes mortales en relación al mismo periodo del año anterior. Desde USO, no nos queremos olvidar de las víctimas que han fallecido por falta de medidas de seguridad o de falta de formación preventiva en el puesto, estos últimos los más evitables.

En el mismo criterio de gravedad hay que relacionar los sectores con más resultados mortales. Así, el sector de la construcción con 87 fallecidos es el de mayor valor, seguido del sector de transporte y almacenamiento con 77 -14 fallecidos más respecto al mismo período del año anterior-, y el sector de la industria manufacturera con 73 fallecidos -13 más que en el mismo período del año anterior-.

Para concluir este análisis, desde USO estamos preocupados por el aumento en 16 personas más las fallecidas por infartos y derrames cerebrales; 14 más en accidente de tráfico; 5 más por atrapamiento y 7 más como resultado de una caída, respecto al anterior mes comparado. Estos aumentos, sin más datos accesorios sobre las causas de cada fallecimiento, nos llevan a determinar que no se realiza una correcta gestión de la prevención, en sentido estricto del significado de la palabra, ya que no nos estamos anteponiendo a los daños producidos por los riesgos inherentes al trabajo desarrollado y, por tanto, estamos fallando en la implantación de una cultura preventiva a nivel de la sociedad en general, tanto la parte empresarial como la parte trabajadora, cada una con sus responsabilidades inherentes respecto a vigilar su propia salud y la de terceros dentro de la relación laboral.