Una delegación de la asamblea de trabajadores de la empresa Monroe de Gijón, filial de la multinacional Tenneco que fabrica amortiguadores, continúa expresando en Bruselas su protesta por la situación de la empresa. En las últimas fechas lo ha hecho delante de la sede de la DG industria de la Comisión europea para protestar contra el cierre de su planta en Gijón. Viajaron 20 horas en autobús en la esperanza de hacer oír su voz con motivo de una reunión convocada por la Comisión Europea con representantes del comité de empresa, del gobierno de Asturias, de la dirección de Tenneco y del gobierno belga. La planta de St Truiden en Bélgica donde piensan cerrar una línea de producción también se encuentra afectada por los planes de reestructuración de la multinacional.

Después de más de cien días de lucha por salvar sus puestos de trabajo, la etapa de Bruselas parecía ser el último recurso para los trabajadores que llevan más de 3 meses ocupando la fábrica desde que la dirección les anunció el cierre el 5 de setiembre. Sin embargo, al terminar la reunión, les anunciaron que, si bien la empresa no había cambiado posición, se convocaba otra reunión el día 27 de diciembre y fue suficiente para devolverles la esperanza.

La USO es mayoritaria en el comité de empresa de la Monroe de Gijón, pero los trabajadores eligieron desde el principio de su lucha no enarbolar ninguna bandera sindical que reflejara su afiliación y, según ellos, esa “neutralidad” sindical les permitió lograr un apoyo popular masivo en Gijón, donde se manifestaron 15.000 personas en solidaridad con ellos y en contra del cierre.

Si se concreta el plan de cierre, 211 trabajadores perderán su empleo y 1000 empleos indirectos estarán afectados. La planta de Gijón es una empresa rentable y competitiva pero el afán de lucro de esta multinacional, al igual que muchas otras, no parece tener límites y les importa probablemente muy poco la suerte de los trabajadores y de sus familias.