Este Día Internacional del Migrante, que se conmemora el 18 de diciembre, se celebra pocos días después de la aprobación por la mayoría de los Estados de las Naciones Unidas, entre ellos España, del Pacto mundial para establecer una migración segura, ordenada y regular y el Pacto mundial sobre refugiados. Aspecto positivo en estos momentos en los que corren vientos unilateralistas, xenófobos y nacionalistas excluyentes.

No obstante, no debemos olvidar que la elección de esta fecha como Día Internacional del Migrante se corresponde a la aprobación en las Naciones Unidas del instrumento jurídico más potente que ningún país de la Unión Europea ha suscrito, y que sí lo han hecho numerosos países, como es la Convención internacional sobre la protección de los derechos de todos los trabajadores migratorios y de sus familiares.

La humanidad ha convivido con desplazamientos de población a lo largo de toda su historia por múltiples motivos. En 2017, el número de migrantes alcanzó la cifra de 258 millones, frente a los 173 millones de 2000. Sin embargo, la proporción de migrantes internacionales entre la población mundial es solo ligeramente superior a la registrada en las últimas décadas: un 3,4% en 2017, en comparación con el 2,8% de 2000 y el 2,3% de 1980, según las cifras de las Naciones Unidas.

En este día, se reivindica, como no puede ser de otra manera, la igualdad de trato, la no discriminación laboral y social, la libertad de asociación y sindical, la agrupación familiar y la plenitud de ciudadanía, impidiendo así mismo el trabajo forzoso, clandestino, conjugando derechos y libertades de todos y todas y desarrollando equitativamente todas las zonas del planeta. Esto supone que las sociedades de acogida y también los migrantes hagan esfuerzos de cohesión e integración social.

En lo que respecta a los sindicatos, debemos continuar trabajando para evitar la discriminación y segmentación laboral en función del origen del trabajador y promover actividades de acompañamiento en la integración laboral y social.

Durante el próximo año USO, desde la Secretaría Confederal de Formación Sindical e Igualdad continuaremos desarrollando el Proyecto de “Asesoramiento e Inserción Sociolaboral de Inmigrantes”, del Ministerio de Trabajo, Migraciones y de Seguridad Social, cofinanciado por el Fondo Social Europeo, que supondrá un año de trabajo para la inserción de estas personas que llegan y que, gracias a nuestro proyecto, puedan mejorar su calidad de vida. Albacete, Madrid, Barcelona, Sevilla y la Región de Murcia son los puntos de atención dentro de este proyecto, que cuenta también con financiación propia del sindicato, a través de los que se comienza la acogida de las personas que acuden al servicio; la realización de un diagnóstico que sirve para conocer los intereses, valores, actitudes en relación con el trabajo, aptitudes personales, necesidades relacionadas con los horarios, remuneración, etc., y se comienza un trabajo de acompañamiento, información, entrenamiento en aspectos prelaborales, necesidades formativas, unido a la intermediación con empresas y la orientación profesional.

Desde USO consideramos que los permisos de residencia única o en gran medida supeditados a la obtención de un trabajo, ha convertido a las personas emigrantes que consiguen acceder al empleo, en trabajadores y trabajadoras con un importante riesgo de explotación laboral. Por ello debemos continuar contribuyendo a eliminar la propaganda que afirma que los inmigrantes “nos roban nuestros empleos” o vienen para aprovecharse de nuestros estados del bienestar, convirtiéndolos – en el imaginario popular- en amenazas convincentes, pues numerosos estudios económicos demuestran que la inmigración, incluso si inicialmente supone un coste para la sociedad de acogida, luego redunda en crecimiento económico y prosperidad acrecentada para la misma.