El 12 de junio se conmemora el Día Mundial contra el Trabajo Infantil, una efeméride que USO quiere destacar como recordatorio sobre la falta de oportunidades de la infancia, y del drama de niños y jóvenes obligados a trabajar para sobrevivir aunque no tengan la edad mínima legal para su admisión en el empleo o el trabajo.

Según los datos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), en el mundo hay 218 millones de niños de entre 5 y 17 años que están ocupados en la producción económica. Entre ellos, 152 millones son víctimas del trabajo infantil (88 millones de varones y 64 millones de niñas); cerca de la mitad del total, 73 millones, están en situación de trabajo infantil peligroso.

En términos absolutos, casi la mitad del trabajo infantil (72 millones) se concentra en África; 62 millones en Asia y el Pacífico; 10,7 millones en las Américas; 1,1 millones en los Estados Árabes; y 5,5 millones en Europa y Asia Central.

El trabajo infantil se concentra en primer lugar en el sector primario, agricultura, pesca y ganadería (71%); el 17% en el sector de servicios; y el 12% en el sector industrial, en particular la minería.

El trabajo infantil es una lacra que se debe erradicar, tal y como lo establece el Objetivo nº 8.7 de Desarrollo Sostenible que apela por ‘adoptar medidas inmediatas y eficaces para erradicar el trabajo forzoso, poner fin a las formas contemporáneas de esclavitud y la trata de personas y asegurar la prohibición y eliminación de las peores formas de trabajo infantil, incluidos el reclutamiento y la utilización de niños soldados, y, de aquí a 2025, poner fin al trabajo infantil en todas sus formas’. Esta meta es complementaria al ODS nº 4, cuyo fin es garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad y promover oportunidades de aprendizaje durante toda la vida para todos.

USO quiere recordar en esta fecha la importancia de proseguir e intensificar la lucha por los derechos de los niños y niñas a la infancia y a la escolarización, tanto en los ámbitos nacionales como internacionales. De hecho, nuestra Federación de Enseñanza está realizando una campaña promoviendo la gratuidad de la enseñanza infantil de 0 a 3 años en todos los centros de educación, lo cual facilitaría la política de igualdad de oportunidades y de cuidados de niños y niñas, de madres y padres. Por otro lado, también en las discusiones sobre tratados comerciales, los sindicatos estamos reclamando que existan cláusulas sociales y vigilancia en las cadenas de valor para impedir el trabajo infantil.

La abolición del trabajo infantil forma parte del mandato de la OIT desde su fundación, ahora hace 100 años. De hecho, existen dos convenios fundamentales, el Convenio nº 138 sobre la edad mínima de admisión al empleo y al trabajo, ratificado por 171 países, y el Convenio nº 182 sobre las peores formas de trabajo infantil, ratificado por 185 países. Entre las ratificaciones existen ausencias notables: cumplido este año el centenario de la OIT, Estados Unidos, Australia y Nueva Zelanda todavía no han ratificado el Convenio nº 138. Ello nos indica que sigue habiendo por delante una gran tarea de vigilancia y control contra el trabajo infantil.