USO se suma al Día Mundial sin tabaco para combatir su consumo tanto por la salud propia como por la ajena

El objetivo del Día Mundial sin tabaco es combatir el consumo de tabaco en cualquiera de sus formas e instar a los individuos, a la opinión pública y a los gobiernos a tomar medidas para fomentar un estilo de vida libre de humo.

En España, el consumo del tabaco ha provocado de media la muerte de 51.870 personas en el período de 2000-2014. En este periodo, 9 de cada 10 muertes atribuibles al tabaco ocurrieron en hombres, siendo 129.413 muertes por cáncer, la mitad de las muertes atribuibles al tabaco.

El porcentaje de mujeres y hombres fumadores en España en 2001 se distribuía entre los hombres en un 42,2% y en las mujeres, en un 27,3%. En 2014 se redujo hasta el 30,4% y 20,5%, respectivamente.  En 2017, el descenso llegó al 25,5 % y 18,7%.

Confinamiento y tabaquismo

Durante el confinamiento, el 73,5% de las personas fumadoras se han mantenido en la misma frecuencia de consumo; el 15,7% han disminuido su frecuencia de consumo y el 10,8%, la han aumentado. El mayor porcentaje de casos que disminuyen su consumo se ha detectado entre las personas que están en la situación de ERTE.

Las personas fumadoras de cigarrillos llevan una media de 24,4 años con el hábito (24,7 años en el caso de los hombres, y 24,3 años, las mujeres). La edad media de inicio en el consumo es de 17,5 años. El 13,4% han intentado dejar de consumir tabaco durante el confinamiento; el 18,1% lo ha intentado pero no lo ha conseguido, mientras que más del 50% no se lo ha planteado.

Efectos nocivos del tabaco

El tabaco está clasificado desde febrero de 1985 como cancerígeno para el ser humano por el Centro Internacional de Investigación del Cáncer (IARC), siendo la causa de varios tipos de cáncer pero también de infartos de miocardio, enfermedades vasculares periféricas y enfermedad obstructiva crónica (EPOC).

La constatación de estos efectos nocivos hace cuarenta años no fueron ninguna sorpresa, puesto que la relación entre fumar y cáncer estaba publicada científicamente, como mínimo, desde 1795. El IARC ha vuelto a revisar, no solo el hábito tabáquico cuya relación con el cáncer de pulmón es incontestable, sino el humo de tabaco inhalado indirectamente y cuyas implicaciones en el ámbito laboral son mucho más serias y menos obvias para un gran sector de la población.

El consumo del tabaco es además un factor de riesgo importante de enfermedades no transmisibles, como las enfermedades cardiovasculares, el cáncer, algunas enfermedades respiratorias y la diabetes. Las personas que padecen esas enfermedades tienen un mayor riesgo de desarrollar síntomas graves en caso de verse afectadas por la covid-19 por haberse demostrado recientemente que la enfermedad es tanto respiratoria como vascular.

Tendencia a la baja en el consumo de tabaco, pero no en España

El Eurobarómetro ha publicado en febrero de 2021 un análisis de la actitud de los europeos frente al consumo de tabaco, con datos de agosto y septiembre de 2020. Este informe señala la tendencia a una disminución de la prevalencia del uso de tabaco en la mayor parte de los países, especialmente en la población más joven.

Sin embargo, la tendencia en algunos pocos países, como España, ha aumentado desde la anterior encuesta (2017). Este hecho debería constituir una preocupación para la salud púbica en nuestro país y una llamada de atención para todos los servicios relativos a la salud laboral.

Por último, debemos hacer referencia a la Encuesta sobre el Uso de Drogas en Enseñanzas Secundarias en España, en la que se recogen datos del consumo diario de tabaco desde 1994, con un 17,8% de consumidores y 25,4% de consumidoras. Los datos de 2018 arrojan un descenso hasta el 9,4% y 10,3%, respectivamente.

Prevención frente al inicio del consumo y vuelta a los centros de trabajo

En USO entendemos que, al igual que debe interiorizarse la importancia de una adecuada cultura preventiva desde la adolescencia, las personas jóvenes deben percibir los riesgos que tiene el consumo de tabaco. Como se ha demostrado es a edades tempranas cuando se crea el auténtico hábito de fumar. Además, la percepción de los riesgos del consumo ha de ser ampliada a los cigarrillos electrónicos o vapeadores.

Ante la vuelta a la normalidad en los centros de trabajo, volvemos a insistir a nuestros delegados de prevención que requieran la actualización de la evaluación del riesgo de contagio enfocándose en los lugares que esté permitido fumar, por las evidencias del contagio por aerosoles. De igual forma, les instamos a que promuevan programas sin tabaco en el seno de los comités de Seguridad y Salud.