El Día Mundial Sin Tabaco se celebra en todo el mundo el 31 de mayo y desde USO visibilizamos sus efectos sobre la salud y el medio ambiente

La OMS ha centrado la campaña del Día Mundial Sin Tabaco en los peligros que supone su consumo; las prácticas comerciales de las empresas tabacaleras y las actividades realizadas para luchar contra la epidemia de tabaquismo y proteger a las futuras generaciones.

El tabaco mata cada año a más de 8 millones de personas y destruye nuestro medio ambiente, perjudicando aún más la salud de las personas debido al cultivo, la fabricación, la distribución, el consumo y la eliminación de los productos de tabaco. Estos procesos contaminan el aire, agua y suelo con sustancias químicas y desechos tóxicos de los filtros.

Efectos del tabaco en la destrucción del medio ambiente

Cada año se talan unas 200.000 hectáreas de tierra para cultivar y curar tabaco. El cultivo de tabaco causa alrededor del 5% de la deforestación. Esa tierra fértil podría destinarse a cultivos alimenticios. La pérdida de suelo resultante aumenta la inseguridad alimentaria y los problemas de nutrición. La desertificación causada por el cultivo de tabaco ya está afectando a muchos países, como se observa en Brasil, India, Jordania y Cuba.

El cultivo de tabaco también agota los acuíferos subterráneos. En la fase de cultivo del tabaco se utiliza la misma cantidad de agua que necesita una persona fumadora durante todo un año. Se ha demostrado suficientemente que los filtros de los cigarrillos o colillas son los objetos más tóxicos y contaminantes que se encuentran en las aguas. Una colilla tarda alrededor de 10 años en desintegrarse, lo que da tiempo de sobra para que la nicotina y las sustancias que contiene se filtren en los ecosistemas circundantes.

Por otro lado, el humo del tabaco contiene tres tipos de gases de efecto invernadero que contaminan el aire: dióxido de carbono, metano y óxidos de nitrógeno. Cada cigarrillo emite 14 gramos de CO2, si contamos todas las etapas desde el cultivo hasta su eliminación.

Cada año el tabaco genera, en todas sus etapas, cerca de 25 millones de toneladas métricas de desechos. Un solo cigarrillo emite al medio ambiente más de 7.000 sustancias químicas, de las cuales al menos 70 son cancerígenas. La Asociación Española contra el Cáncer ha establecido que hasta 16 tipos de cáncer están relacionados con el tabaco. Si nadie fumara, se reducirían hasta un 30 % los casos de cáncer en España.

La eliminación en el medio ambiente de los cartuchos y las baterías de los cigarrillos electrónicos es también un gran problema. La mayoría de los cartuchos de plástico que se utilizan en estos aparatos no se pueden reciclar ni reutilizar y acaban en las cunetas, las calles y las aguas.

Efectos del tabaco sobre la salud de los trabajadores

Se ha constatado que en el cuerpo de una persona que planta, cultiva y cosecha tabaco puede entrar cada día una cantidad de nicotina equivalente a la contenida en 50 cigarrillos. Una de cada cuatro sufre la denominada enfermedad del tabaco verde, causada por la intoxicación por nicotina.

Además, la exposición a los plaguicidas puede dar lugar a incrementos de las concentraciones sanguíneas de aluminio y arsénico. Algunos plaguicidas, tras una exposición crónica, son tan perjudiciales que pueden causar anomalías congénitas, tumores benignos y malignos, alteraciones genéticas y trastornos sanguíneos, neurológicos y endocrinos.

El principal objetivo de las políticas sobre tabaquismo en el lugar de trabajo es la protección de las plantillas del aire contaminado por el humo de tabaco. Otros objetivos pueden ser la reducción de costes; la mejora de la imagen y la disminución de absentismo; accidentes laborales; conflictos y costes adicionales debidos al tabaco.

Los motivos para la implantación de una política sobre tabaquismo en la empresa están relacionados con:

  • La salud. Los efectos nocivos del consumo voluntario e involuntario de tabaco están ampliamente demostrados. El consumo involuntario de tabaco causa irritación y resulta molesto. Además, el humo de tabaco es otro factor que contribuye al síndrome del edificio enfermo.
  • El absentismo por enfermedad. Las personas que fuman son más susceptibles a padecer una mayor variedad de enfermedades y tener peor salud que los no fumadores. Por tanto, se observa una mayor tasa de absentismo entre los fumadores más proclives a los resfriados, catarros y gripe.
  • La pérdida de productividad. La producción suele verse afectada cuando los trabajadores están de baja por enfermedad, pudiendo aumentar considerablemente los costes de producción de la empresa. Otro factor importante es la carga adicional impuesta a los compañeros no fumadores cuando los fumadores están de baja por mala salud debida al consumo de tabaco.
  • Los accidentes laborales. En algunos sectores, como la industria química y alimentaria, la prohibición de fumar viene impuesta por la legislación sobre seguridad. Fumar en otro tipo de lugares de trabajo también está asociado a un mayor riesgo de accidentes.
  • La conflictividad laboral. Los grupos se perciben unos a otros de forma negativa y ello afecta al rendimiento laboral. Para las personas no fumadoras, las que fuman representan un riesgo para la salud. Por su parte, las fumadoras se sienten personalmente atacadas por las prohibiciones de fumar. Los conflictos también pueden surgir de sentimientos de desigualdad en el trato recibido por la empresa.
  • La imagen corporativa. Puede resultar atractivo para las empresas garantizar un entorno laboral libre de humo de tabaco y ofrecer a los fumadores programas para dejar de fumar, aumentando la atracción y retención del talento.

Desde USO consideramos que todos estos motivos deben constituir los principales argumentos para que los delegados de prevención defiendan la promoción e implantación de una efectiva política sobre el tabaquismo en la empresa. Los costes de las políticas sobre tabaquismo pueden ser el resultado de la consulta y la planificación de la política; de las actividades de difusión de la información sobre los beneficios de no fumar; la provisión de ventilación especial para el diseño de las zonas de fumadores,; de la oferta de programas para dejar de fumar dirigidos a la plantilla o de la financiación de tratamiento farmacológico.

Los beneficios de una política sobre tabaquismo en la empresa sobrepasan con creces los costes. Un análisis de simulación de un programa para dejar de fumar mostró que el abandono del consumo de tabaco es una inversión económica sólida para una empresa, siendo particularmente ventajoso si se incluyen los beneficios a largo plazo.