Con la participación de casi un centenar de cuadros y delegados, USO-Asturias celebró el pasado 10 de octubre, en el centro municipal de El Llano de Gijón, una jornada sindical sobre el trabajo decente y los tratados de libre comercio, CETA (UE-Canadá) y TTIP (UE con Estados Unidos). El evento estaba enmarcado en los actos de celebración de la Jornada Mundial del Trabajo Decente y la preparación de las movilizaciones mixtas del día 15 de octubre convocadas por Alianza contra la Pobreza, y que en esta ocasión se han unido a la campaña contra el CETA y el TTIP.

En la reunión participó el profesor de la Universidad de Oviedo, Holm-Detlev Köhler, sociólogo, quien describió la situación del trabajo en España, las cifras de precariedad, las diferencias salariales entre hombre y mujer, las tendencias de descentralización en las relaciones de trabajo con las consecuencias para la labor sindical, y se aproximó a los retos del futuro cercano sobre la industria 4.0, el dumping social, etc.

Por su parte, Javier de Vicente, secretario de Acción Internacional de nuestro sindicato, realizó un análisis paralelo sobre la precarización generalizada de las condiciones de trabajo en el mundo y en España a causa de la producción de bienes y servicios en un sistema de globalización económica netamente neoliberal. El dirigente de USO, que reparó en el enorme deterioro sufrido en los salarios, reclamó orientar la acción sindical hacia la esencia del concepto del trabajo decente (calidad del empleo, protección social y diálogo social vs. negociación colectiva). De Vicente explicó las campañas lanzadas en 2016 por la Confederación Sindical Internacional (CSI) relacionadas con el trabajo decente, esencialmente la de justicia climática –sostenibilidad-, la de lucha contra la esclavitud moderna -el trabajo forzoso-, y la vigilancia de las cadenas globales de suministro -ofensiva contra la codicia empresarial-.

Por otra parte intervino Sixto Armán, de Ecologistas en Acción y miembro de la `Plataforma Asturies no a los tratados de libre comercio´, quien desglosó las carencias democráticas en la negociación de los tratados de libre comercio y su oscurantismo. Señaló cómo los mecanismos previstos de arbitraje para los inversionistas se separan del sistema judicial normal, y cómo el reconocimiento mutuo (entre la UE y los otros dos estados) de la reglamentación de los productos propicia una igualación a la baja de requisitos y el abandono del principio de precaución; también, los daños al consumidor y ciudadano con la prolongación de patentes farmacéuticas, o la apertura (privatización) al sector privado de los servicios públicos, etc.

Por último intervino Santiago González, del Área Internacional de USO, quien hizo críticas a los tratados por carecer de paralelismo en la reducción de las emisiones atmosféricas para que los sectores económicos trabajen con las mismas reglas. Pero su crítica mayor se centró en que los estados norteamericanos no han suscrito los ocho Convenios fundamentales de la OIT; la legislación estadounidense existente en varios estados de impedir la actividad sindical y las carencias de protección de los trabajadores norteamericanos por lo que se está aprobando un dumping social. Por último, dado que el comercio incrementará las ventas de las multinacionales (y sus beneficios) denunció que no se entiende cómo los gobiernos que pretenden suscribir dichos tratados no modifican normativamente lo que sea necesario para que las empresas no eludan sus impuestos y actúen gracias a los paraísos fiscales.

Los negociadores del tratado comercial UE-Canadá (CETA) ante las críticas recibidas, muchas de ellas recogidas en la jornada, han hecho una declaración, no vinculante jurídicamente, que pretende reducir algunas de las mismas, señalando que el CETA no va a modificar las leyes internas nacionales en los planos socio laboral o que obligue a la privatización. Lo que no dicen es que las dinámicas del mercado, sin reglas, favorecen dinámicas monopolísticas, donde no se cuestiona la calidad de cómo se hacen los bienes y servicios y sus costes y lo único relevante es el beneficio empresarial (que después no se fiscaliza).

La Confederación Europea de Sindicatos y los sindicatos norteamericanos hasta ahora se han mostrado muy críticos con lo conocido de los tratados. El próximo día 18 se firmará el Acuerdo UE-Canadá, al que se considera el caballo de Troya de las multinacionales, y después pasará para su refrendo al Parlamento Europeo y los parlamentos nacionales. Por eso, se puede afirmar, que todavía continúa la batalla por evitar o mejorar esos acuerdos de libre comercio.