El Comité Ejecutivo de la Confederación Europea de Sindicatos (CES) se ha reunido en Malta los días 15 y 16 de marzo, en el que ha participado USO con la presencia de Javier de Vicente, secretario de Acción Internacional de USO, y Marie-Laurence Homburg, responsable de USO Bruselas. El secretario general de la CES, Luca Visentini, ha hecho un llamamiento a los sindicatos europeos para que concentren sus esfuerzos en influir en la declaración que resultará de la Cumbre Europea de Roma del próximo 25 de marzo, para que el futuro de la UE incluya un pilar social fuerte porque, como recalcó Joseph Muscat, el primer Ministro de Malta, “sin dimensión social, la UE pierde su identidad”.

Visentini recalcó durante su intervención la gestión desastrosa del problema de las migraciones y la situación de los refugiados, plasmado primero en el acuerdo con Turquía, y ahora en el acuerdo que se está negociando con Libia, y el uso del concepto inaceptable de “migrante ilegal”, subrayando la importancia de la carta abierta suscrita por los sindicatos europeos para exigir una Europa social, democrática e inclusiva. Asimismo, recordó la apuesta decidida por la campaña europea por el aumento de los salarios, que está ganando terreno en Europa, y explicó sus próximas etapa. También hizo mención a la emergencia de la situación dramática de Turquía con las violaciones sistemáticas al Estado de derecho, la persecución de los sindicalistas y la creación por la CSI y CES de un fondo de solidaridad con los sindicatos turcos. USO recalcó en este sentido la urgencia de esta ayuda. Destacó también el acuerdo marco autónomo de los interlocutores sociales europeos sobre el envejecimiento activo y la solidaridad intergeneracional y la búsqueda de un instrumento multilateral y público, imprescindible para asegurar el respeto de los derechos sociales y laborales en el marco de los acuerdos de libre comercio.

El Comité Ejecutivo de la CES contó también con la intervención de John Evans, secretario general del TUAC (Consejo Consultivo Sindical ante la OCDE), realizando un repaso al contexto político actual, en el que los ciudadanos se encuentran desilusionados, situación que debe llevar a los dirigentes políticos a asumir sus responsabilidades y cambiar de rumbo, y las crecientes desigualdades son un serio obstáculo para la recuperación económica, frenando también la productividad. Defendió que la CES, el TUAC y la OIT deben colaborar estrechamente para reducir la brecha de las desigualdades y favorecer una distribución más equitativa de las riquezas y del tiempo de trabajo, y también para hacer frente a los cambios tecnológicos y su impacto sobre el futuro del trabajo. También centró su intervención en la necesidad de aumentar la afiliación sindical, reforzando a los sindicatos.

Se abordó también la nueva legislación francesa que genera la obligación de debida diligencia de las compañías multinacionales en toda su cadena de abastecimiento. Implica la necesidad de reforzar los sistemas de control tanto en el ámbito nacional como en el internacional, y también, como ha subrayado USO, contribuye a contrarrestar la evasión fiscal facilitada por la subcontratación en cadena. La OCDE ya se ha puesto a trabajar en este campo y podría ser que otros países le sigan la corriente a Francia porque, para una verdadera recuperación económica es importante que todos los trabajadores de las cadenas de abastecimiento ganen salarios decentes.

A raíz del trabajo del TUAC, la OCDE ha trasladado a la mesa del G20 la petición de los sindicatos para que las inversiones públicas en infraestructuras no se tengan en cuenta a la hora de calcular los déficits públicos; los Estados necesitan expansión presupuestaria para volver al crecimiento. La USO concuerda plenamente. Sin embargo, estas evoluciones positivas no nos pueden hacer pasar por alto los peligros de la nueva estrategia de la OCDE por el empleo en preparación. Uno de los riesgos es que se intente generalizar la descentralización de la negociación colectiva impuesta a los países del sur al resto de la UE. Otra amenaza es que ponga trabas a la aplicación generalizada de los convenios colectivos según el principio de la cobertura excesiva de la negociación colectiva justificado por la baja densidad sindical. Debemos seguir muy de cerca la elaboración de esta estrategia de la OCDE.

Durante el Comité se abordó el futuro del trabajo, cuyo problema central no es el desarrollo tecnológico sino las políticas macroeconómicas y la calidad del empleo (uberización, precarización).

El Brexit también ha ocupado gran parte del debate de este comité, en el que la CES ha propuesto la adopción de una declaración para asegurar que este proceso no perjudique los derechos sociales y laborales y que participen los sindicatos en la elaboración de nuevas reglas adecuadas de cooperación económica y social con el Reino Unido. Por el interés de los ciudadanos y trabajadores, la CES pide que estas negociaciones duren más de dos años.

Por otro lado, la CES ha abogado por una total transparencia de los acuerdos comerciales, que deben estar al servicio del empleo decente, la igualdad de género, la cohesión social y el desarrollo duradero, los mismos principios que se deben aplicar al tesoro europeo para las inversiones públicas.