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El índice se rebaja al 2 %, pero la alimentación básica se encarece en un 2,5 %
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En los últimos cuatro años, ha sido el grupo más afectado: ha subido un 33,1 %
El IPC descendió en mayo hasta el 2 %, dos décimas menos que en abril y también dos décimas por debajo del IPC subyacente. Sin embargo, el índice mensual se incrementó en una décima.
“La mayor preocupación es que, nuevamente, la alimentación se encarece por encima de artículos prescindibles. De hecho, es el grupo que más influye al alza, con un 2,5 %. Y, en concreto, destaca el INE, por la subida de precios de la fruta. La alimentación sana no es un lujo, es una necesidad, y es la que está neutralizando el leve repunte de los salarios con respecto a los precios”, advierte Joaquín Pérez, secretario general de USO.
De hecho, la alimentación prácticamente duplica la subida de precios del índice general en los últimos cuatro años. “Desde 2021, la vida se ha encarecido en su conjunto en un 18,5 %, según el INE. Sin embargo, el precio de los alimentos y bebidas no alcohólicas se ha disparado en un 33,1 %. No ha habido salario que se haya revalorizado en esas cuantías ni economía doméstica que pueda soportar esta inflación”, denuncia Pérez.
Asimismo, se incrementaron por encima de la media los precios de los suministros, en un 3,8 %: “se destaca como que hace bajar el IPC, pero únicamente porque sube menos que antes. La realidad es que otra de las necesidades básicas, como es tener luz en casa, se encarece casi el doble que la media de precios”, analiza el secretario general de USO.
Con esto, “no nos extraña que casi el 30 % de los menores sean pobres o que, incluso trabajando, seas pobre también. Esto alcanza a casi el 12 % de los trabajadores. Desde USO, exigimos medidas que contengan los precios de los alimentos esenciales, una nueva regulación y fiscalidad para el mercado energético, y la lucha decidida contra la pobreza infantil, recuperando la iniciativa de aprobar una prestación universal por hijo que cubra las necesidades básicas de todos los niños”, pide Joaquín Pérez.
Por último, recuerda que “frente a la pobreza o la inflación, hay dos antídotos básicos: el trabajo digno, estable y a jornada completa, y la subida salarial que recupere el poder adquisitivo perdido”.
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