La prevención de riesgos laborales y la cultura preventiva se han vuelto esenciales para lograr un lugar de trabajo seguro. Explicamos cuáles son las actuaciones en PRL para conseguirlo

La prevención de riesgos laborales y la cultura preventiva se han vuelto una pieza central tras la llegada del coronavirus, y conseguir un lugar de trabajo seguro, un objetivo central. Sin embargo, la cultura preventiva y la prevención de riesgos laborales, en general, están mucho menos implantadas de lo que la seguridad en nuestros puestos de trabajo requiere.

La cultura preventiva en el contexto laboral es un término que ha empezado a tomar importancia entre la dirección general, de Recursos Humanos y de prevención, ya que el mismo supone la resolución de todas las problemáticas en torno a la seguridad, salud y bienestar de las personas trabajadoras en las empresas. Se puede decir que es el conjunto de actitudes y creencias positivas sobre salud, riesgos, accidentes, enfermedades y medidas preventivas

La cultura preventiva debe estar integrada en la política empresarial sobre prevención de riesgos laborales, debe ser aprobada y respaldada por la Alta Dirección asumiendo, en primer lugar, las responsabilidades inherentes al cumplimiento normativo preventivo y, en segundo lugar, el desarrollo de las acciones para cumplir dicha política.

En la integración de la prevención para conseguir un lugar de trabajo seguro han de definirse funciones y responsabilidades en todos los niveles jerárquicos para que se conozcan las consecuencias personales de los incumplimientos en materia preventiva. Ahora bien, para que la política implantada y, por tanto, la cultura preventiva consiga sus rendimientos, será necesario que la dirección se comprometa activamente mediante la realización de acciones concretas.

Actuaciones esenciales en prevención de riesgos laborales por parte de la dirección y otros responsables

A continuación, se indican aquellas actuaciones que consideramos esenciales por parte de la dirección y la línea jerárquica:

  • Visitar habitualmente los lugares de trabajo para interesarse por las correctas condiciones de trabajo, comunicándose con las personas y comprobando la inexistencia de deficiencias que se puedan resolver.
  • Promover y participar en reuniones periódicas para tratar temas de seguridad y salud de forma específica o introducirlos de forma habitual en el orden del día.
  • Observar cómo los trabajadores desarrollan tareas que puedan resultar críticas por sus consecuencias, para establecer un diálogo que facilite mejorar la manera de hacer las cosas.
  • Interesarse por conocer las causas de los accidentes laborales acaecidos y cómo han sido eliminadas. Conseguir que la gente se sienta querida tras el accidente, especialmente cuando se encuentra en proceso de recuperación.
  • Promover campañas periódicas para mantener vivo el interés por la prevención y, a su vez, centrar esfuerzos colectivos sobre aspectos concretos de la planificación.
  • Dar ejemplo siempre, utilizando, por ejemplo, los EPI cuando acceda a ámbitos de trabajo en que son obligatorios y respetando las normas de prevención existentes.
  • Asumir un liderazgo participativo poniendo especial atención en las opiniones de los miembros de la organización para generar la confianza necesaria.

Este liderazgo preventivo tiene por finalidad conseguir, progresivamente, la extensión de la cultura preventiva por toda la organización, empezando porque la Dirección y mandos intermedios dispongan de los conocimientos necesarios en PRL, para que puedan ejercer unas funciones de dirección y control bajo el paraguas de la prevención de riesgos laborales.

Los líderes transformadores no han de ser los mandos intermedios ni el cuerpo ejecutivo sino personas capaces de saber cómo influir en su ámbito más cercano, ya que conocen sus necesidades, sus competencias y saben cómo desarrollar a sus colaboradores haciendo uso de la escucha activa y de la complicidad para lograr un objetivo común. Teniendo a todo el personal implicado en nueva cultura preventiva, se puede conseguir un cambio real y eficiente donde las personas interioricen hábitos de trabajo más seguros. La percepción del riesgo al que se enfrentan a diario se verá optimizada exponencialmente, pudiendo utilizarse herramientas alternativas a la clásica formación como el mentoring y el coaching.

Estos hábitos más seguros no harán, por sí mismos, a la empresa más saludable. Podrían tener un efecto casi inmediato en la reducción de la siniestralidad, en una mejora del clima laboral donde el estrés se reduce, con lo que se consigue una mejora de la motivación y el compromiso, se retiene el talento y se mejora la identidad corporativa de la empresa.

¿Qué es un lugar de trabajo saludable?

La OMS define el lugar de trabajo saludable como aquel en el que las personas trabajadoras y el personal ejecutivo colaboran en la aplicación de un proceso de mejora continua para proteger y promover la salud, la seguridad, el bienestar y la sostenibilidad del lugar de trabajo.

El lugar de trabajo se está usando cada vez más como un entorno para la promoción de la salud y las actividades de salud preventivas, no solo con el objeto de prevenir los accidentes laborales sino también para evaluar y mejorar la salud general de las personas.

Otro factor en el que se hace cada vez más hincapié es en generar lugares de trabajo que sean más propicios y adecuados para las personas trabajadoras de más edad o los que padecen enfermedades crónicas o discapacidades.

Actuaciones en prevención para tener un lugar de trabajo saludable y seguro

Para lograr un lugar de trabajo saludable se debe actuar en los siguientes planos:

  • El ambiente físico de trabajo. Se refiere a la estructura, aire, maquinaria, mobiliario, productos, químicos, materiales y procesos de producción en el trabajo. Estos factores pueden afectar la seguridad y salud física, así como su salud mental y bienestar.
  • El entorno psicosocial de trabajo. Incluye la organización del trabajo y la cultura institucional y las actitudes, los valores, las creencias y las prácticas que se exhiben diariamente en la empresa y afectan al bienestar mental y físico.
  • Los recursos personales de salud en el lugar de trabajo. Son los servicios de salud, la información, los recursos, las oportunidades y la flexibilidad que brinda una empresa a la plantilla con el objeto de apoyar o motivar sus esfuerzos por mejorar o mantener sus prácticas personales de estilo de vida saludable, así como vigilar y apoyar su estado actual de salud física y mental.
  • La participación de la empresa en la comunidad, Responsabilidad Social Corporativa. Comprende las actividades que realiza la empresa y otros recursos que aporta a la comunidad o comunidades en las que está implantada, tanto en sus aspectos físicos como sociales, y que afectan la salud física y mental, la seguridad y el bienestar de las personas trabajadoras y sus familias.

Aprovechar la pandemia para cambiar la prevención y conseguir lugares de trabajo seguro

Desde el inicio de la pandemia en USO hemos apostado por aprovechar las circunstancias, siendo el momento histórico adecuado para que se produzca un cambio real y eficiente en la cultura preventiva general para llegar a crear lugares de trabajo saludable y seguro.

Para generar este drástico cambio de pensamiento en la población, se han de reiniciar los valores educativos de las instituciones y de las familias para conseguir este objetivo. Se ha de enseñar que lo único que realmente poseemos es nuestro cuerpo y nuestra salud.

Ahí entra en acción el primer valor, la responsabilidad. Nuestros actos tienen consecuencias en nosotros mismos o en los demás. Por ejemplo, si no enseñamos a los niños a sentarse con una postura ergonómica en el pupitre, puede que se estén generando una lesión muscular.

Otro de los valores donde se debe incidir es la flexibilidad, transmitiendo herramientas con las que poder adaptarse rápidamente a los cambios bruscos que se producen y, de esta forma, conseguir la capacidad de aprender de forma continua.