Del 5 al 11 de marzo se ha USO ha participado en la misión sindical a Palestina, compuesta por 12 sindicalistas. En total ha habido representantes de 10 organizaciones de siete países (Bélgica (FGTB), Francia (CGT), Italia (CGIL), Canadá (CSN), Brasil (CUT), Estados Unidos (Solidarity Center) y Estado Español (USO, CCOO, ELA y CIGA).

La misión ha tenido como objetivo mostrar la solidaridad con los trabajadores y trabajadoras palestinos y sus organizaciones y conocer y reforzar las actividades que cada una de las organizaciones realiza con el fin de mejorar la situación sociolaboral de los trabajadores palestinos y, en su caso, incidir ante otros agentes políticos y sociales para la mejora de la situación del pueblo palestino y sus instituciones.

Se han mantenido encuentros con cuatro sindicatos palestinos (PGFTU, Federación de sindicatos independientes, Sindicato Independiente de Tulkaren y la Federación Independiente de Maestros) y tres israelíes (Histadrut, WAC y sindicato de conductores), además de una organización israelí de atención a los trabajadores inmigrantes como es Kav LaOved. Por otro lado, hubo encuentros con el Ministro de Trabajo palestino, Mamoun Abu Shahla y con la Delegación de la UE en Palestina.

Los sindicalistas internacionales queríamos tener datos y opiniones sobre la situación de los trabajadores y trabajadoras palestinas según dónde realicen su actividad: Territorios Ocupados de Cisjordania y Gaza, la específica de Jerusalén, los trabajadores que no tienen otra alternativa que trabajar en las colonias y los trabajadores palestinos con ciudadanía israelí

En un primer avance, se ha constatado el deterioro de las condiciones laborales de los trabajadores. La ocupación israelí marca todos los planos de una economía dependiente y subsidiada por la ayuda internacional ante la pasividad o complicidad de esa misma comunidad internacional. El precio del agua y electricidad, siendo suministradas por las mismas empresas israelíes, es superior para los palestinos que para los israelíes. El hecho de la existencia de los check point, el Muro y que el control de fronteras esté en manos israelíes formando una telaraña hace que en las tiendas palestinas, incluido los alimentos como las verduras, procedan mayoritariamente de empresas israelíes y que la exportación de productos palestinos se encarezcan y no sean competitivos, cuando no se impidan que lleguen a Jerusalén y a otros pueblos palestinos. Todo ello, limita extraordinariamente la capacidad productiva palestina y el empleo.

El mínimo número de inspectores e inspecciones laborales tanto en el espacio controlado por la Autoridad Palestina -donde los empleadores palestinos abusan de los mismos trabajadores palestino-, como en la parte israelí hacia los trabajadores palestinos agrava el deterioro de las condiciones laborales -ni siquiera el salario mínimo- de los palestinos

En cuanto a los palestinos con ciudadanía israelí, formalmente no hay discriminación, pero el escaso presupuesto educativo que recibieron, las dificultades de prestaciones municipales en sus lugares de residencia como se demuestra en sus dificultades de dominar el hebreo o inglés, el fracaso escolar, carencias de otras habilidades profesionales y el limitado acceso que han tenido para formación superior rebelan que no ha habido intencionadamente una política de igualdad de oportunidades.

Todas estas cuestiones y problemas, no desconocidos, nos obligan a reforzar la solidaridad política y económica hacia el pueblo palestino.