La vorágine legislativa de fin de 2022 no llega a la LOLS, que, con sus 38 años de inmovilismo, es una de las leyes vigentes más anticuada

2022 terminó con una vorágine legislativa y USO se pregunta si en algún momento esa renovación de leyes llegará al fin a la avejentada LOLS. La Ley Orgánica de Libertad Sindical cumple y cumple años, y su sistema antidemocrático tiene cada vez menos cabida en una España que pretende ser plural en todos los aspectos, salvo el sindical. La LOLS, de hecho, cumplirá 38 años en este 2023 y solo ha sido modificada una vez: fue en 2015, pero no fue un cambio de calado. Únicamente se tocó lo relativo al depósito de estatutos de organizaciones sindicales y empresariales.

La LOLS, en toda su esencia, sigue siendo una ley de la transición. Una realidad histórica que en todos los ámbitos fue quedando atrás, pero no en el sindical.

Metidos ya de lleno en el siglo XXI, nada menos que en 2023, USO espera el Congreso se fije al fin en la obsoleta Ley Sindical, que necesita adaptarse a los nuevos tiempos.

Elecciones sindicales no democráticas

En un país democrático como es constitucionalmente España, queremos pensar que nuestro voto es libre. Tal y como establece la Constitución, en su artículo 23, en lo referente a las elecciones legislativas. Asimismo, en su artículo 28, protege la libre afiliación al sindicato de la elección de cada ciudadano.

Sin embargo, no se protege la libre elección de representantes sindicales, puesto que la LOLS es un obstáculo a esto.

La Ley Orgánica de Libertad Sindical veta la libre participación de todos los sindicatos en las elecciones. Un sindicato diferente de los considerados como más representativos por la LOLS no puede promover libremente elecciones sindicales. Y esto ocurre también en centros de trabajo donde haya una mayoría de afiliados a otro sindicato. Es decir, si en una empresa de 100 trabajadores hay 20 afiliados a USO, pero CCOO o UGT no quieren que haya elecciones sindicales precisamente porque no es un centro de trabajo afín, esos trabajadores deben comenzar un largo proceso para poder celebrar elecciones y votar al sindicato que desean.

Este sistema de promoción de elecciones obliga a los trabajadores a celebrar una asamblea y conseguir el voto de la mayoría más uno de ellos para convocar libremente las elecciones. Algo que, sin embargo, puede hacer cualquiera de los considerados sindicatos más representativos sin que los propios trabajadores de la empresa quieran. “Este sistema de pedir convocar elecciones nos recuerda al polémico voto rogado de las elecciones generales, que finalmente las Cortes Generales derogaron en este pasado 2022. Un acuerdo unánime que esperamos que llegue también a los comicios sindicales”, espeta Joaquín Pérez, secretario general de USO.

Biparticipación institucional

En lo sindical, todo es “bi” en España. Un escenario pensado únicamente para dos, sin tener en cuenta la opinión de los trabajadores, que, con sus votos, a pesar de que no son libres, cada vez demuestran más que quieren un plurisindicalismo real.

“Y la participación institucional está vetada para todos los demás. El sistema de diálogo social se ha convertido en un monólogo, donde las dos voces que hablan en nombre de trabajadores, parados y jubilados dicen lo mismo. Esto solo va en detrimento de las mejoras laborales. Una pluralidad de voces, las propuestas de más sindicatos en las mesas negociadoras, abrirán otras vías novedosas. Se ha demostrado que hay problemas endémicos al mundo del trabajo en España que no evolucionan. Y mucho menos cuando solo se le aplica maquillaje corrector“, expone Pérez.

Pero, además, incide en que “no solo faltan voces en la negociación de las leyes nacionales. También se ponen zancadillas en órganos consultivos de otros niveles, incluso cuando se cumplen los exigentes parámetros de la LOLS para el resto de sindicatos. Es un sistema en el que todos se sienten cómodos, el bisindicalismo, la bipatronal y los sucesivos gobiernos. Todos se sienten cómodos salvo los trabajadores, que muestran cada vez más su desafecto a los sindicatos. Y uno de los grandes motivos es que no se sienten representados por los que negocian en su nombre”.

Árbitros partidistas al amparo de la LOLS

Otra incongruencia de la LOLS, otro déficit democrático, es la elección de los árbitros en los procesos de arbitraje. En este caso, su designación depende también de los llamados sindicatos más representativos. Eligen el árbitro aunque sean parte del proceso. Es decir, como si el Real Madrid o el Barcelona eligiesen el árbitro del clásico. Algo que escandaliza en cualquier ámbito, pero que no se corrige en el sindical.

Por todo ello, “y sin olvidar las reivindicaciones diarias y la negociación colectiva del día a día, USO le pide a 2023 una nueva ley sindical. Porque muchos de los grandes males laborales en España podrían resolverse con un marco legal del siglo XXI”, concluye el secretario general de USO.