En los primeros meses de 2025, un 25 % más de personas decidió retrasar su jubilación, ¿voluntariamente?
Entre enero y mayo, 17.650 personas decidieron retrasar su jubilación. Es un 25 % más que en los mismos meses de 2024 y la misma cifra que en todo 2022. En estos meses, las jubilaciones demoradas han supuesto ya el 11 % de las totales. La Airef estima que, en los próximos años, esta cifra se triplicará y llegará a suponer un 30 % del total de los retiros.
En USO vemos con preocupación cómo estos datos se visten de positivos: envejecimiento activo, demora electiva, ingresos voluntarios, “cheque compensatorio”… Pero, en realidad, ¿qué empuja a una persona de 65 años que cumple todos los requisitos para jubilarse o a una persona de casi 67 años a seguir trabajando?
Lagunas o cotizaciones muy bajas
En los últimos años, han comenzado a llegar a la edad de jubilación personas golpeadas por las últimas crisis. Entre 2008 y 2016, el golpe al empleo fue brutal. Personal temporal, poco cualificado, mujeres… emprendieron una dura travesía del desierto hasta reinsertarse (o no) de nuevo en el mercado laboral. Quienes lo consiguieron, han llegado a 2025 con fuertes pérdidas de cotización.
Es decir, estas personas estuvieron en paro o con peores condiciones de trabajo y cotizaciones en años que ya eran cruciales para el cálculo de su pensión.
Otros, golpeados también o no por la crisis financiera, han padecido el mismo problema por culpa del covid. Podemos encontrarnos con personas con jubilaciones inminentes en 2020-2023 que pasaran largas temporadas en ERTE o, directamente, fueran despedidos.
“¿Estamos hablando de una jubilación tardía voluntaria o es que con la pensión que les quedaría no les da para vivir el resto de su vida? En USO nos parece que se frivoliza con la extensión de la edad de jubilación. Habrá algunos casos en que sea así, seguro, pero el atraso de la jubilación no se da por un deseo de cobrar más o por un ingreso extra para un viaje. Aunque las condiciones de vida han mejorado notablemente, todos sabemos que, a partir de los 65 años, inevitablemente iremos perdiendo salud. Y lo que todos queremos es disfrutar de la jubilación, no aplazarla” denuncia Joaquín Pérez, secretario general de USO.
IPC, vivienda, gastos inasumibles…
Otro de los problemas actuales que obliga a los inminentes jubilados a retrasar ese momento es la escalada de precios. “España es un país de vivienda en propiedad. Pero no todo el mundo llega a la edad de jubilación con una. El precio actual de los alquileres y la inseguridad sobre su evolución obliga a las personas a tratar de elevar sus ingresos vitalicios para no verse en la calle en el final de su vida. ¿De verdad seguimos hablando de una jubilación tardía voluntaria? Las pensiones más comunes no llegan al SMI. Un alquiler puede llevarse el 80 %. Después de trabajar toda una vida, ni siquiera pueden garantizarse un techo. Esto es un fracaso absoluto de la protección social”, clama Pérez.
USO lleva más de una década luchando, como fundador y miembro activo de la MERP, por el blindaje de las pensiones en la Constitución. “No nos basta con decir que está garantizado que existan, queremos que la garantía se extienda a que sean dignas, a que sean suficientes para mantenerse. No podemos condenar a gran parte de los jubilados a estar en riesgo de exclusión lo que les queda de vida o a que trabajen uno o dos años más a costa de su salud”.
No solo la vivienda, también los productos básicos se ceban con las rentas más bajas. Los últimos datos de la inflación registran una subida, pero se incrementan sobre todo los productos básicos, los imprescindibles. Una tendencia que persiste desde hace cuatro años y que puede llevar a muchas personas a atrasar su jubilación y mejorar ligeramente la cuantía.
No se pierde talento por no retrasar la jubilación
Las personas próximas a la jubilación atesoran una experiencia y un bagaje profesional y personal de gran valor para las empresas o instituciones en las que trabajan. Sin embargo, ese conocimiento se puede transmitir previamente, no es necesario que sigan trabajando para hacerlo.
“La mejora de la jubilación parcial con contrato de relevo ha sido un paso muy acertado. Es beneficioso para el potencial jubilado, que no se ve obligado a retrasar aún más su retiro, y para que la juventud acceda a un empleo estable. Debemos recordar, no obstante, que USO trata de conseguir una moratoria para los sectores con mucha contratación parcial, pues la realidad del mercado laboral estropea la buena intención de la ley y deja a los trabajadores de esos sectores sin posibilidad de acceso a las mejoras”, rebate el secretario general de USO.
Más riesgo de accidentes laborales
Retrasar la edad de jubilación, en una organización del trabajo que no tiene en cuenta este factor como diferenciador para hacer la evaluación de riesgos laborales, puede conllevar además un aumento del peligro de accidente. Cada tramo etario tiene unos riesgos específicos asociados. Y, en el caso de los mayores de 55 años, el desgaste físico va en aumento. Aunque no afecta a todas las personas y en todos los sectores por igual, debe tenerse en cuenta que retrasar la edad de jubilación es, en general, un factor de riesgo para sufrir accidentes laborales.
Los mejores 25 años de cotización
Por todo ello, USO quiere lanzar de nuevo una propuesta que lleva años defendiendo y que “ahora mismo, es más necesaria que nunca. En USO apostamos por una jubilación basada en los mejores 25 años, en el tramo más beneficioso para la persona que se jubila. No es ningún regalo, esa persona ya ha cotizado lo suficiente. Y, sin embargo, lo que estamos viendo es que las sucesivas crisis han golpeado los últimos años de cotizaciones y obligan a los futuros jubilados a extender la edad de acceso”, propone Joaquín Pérez.
“Llevamos sucesivas reformas de pensiones vestidas de salvadoras del sistema que lo único que han hecho ha sido recortar derechos. Las jubilaciones se financian con más cotizaciones, con contratos de jornada completa, con no dar de baja a la gente los viernes, con indefinidos no discontinuos. A partir de ahí, hay que grabarse a fuego que el sistema público de pensiones es un pilar básico de nuestro estado del bienestar. Y un pilar financiado por las personas trabajadoras que únicamente ejercen sus derechos al jubilarse con sus contribuciones”, remata el secretario general de USO.
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