Los datos sobre la evolución de los precios el pasado mes de noviembre hacen pensar a la USO que, lejos del triunfalismo de algunos portavoces oficiales, efectivamente hemos abandonado la recesión desde un punto de vista técnico pero queda un largo y doloroso camino hasta que se reactive el consumo interno y se dinamice la demanda.

La inflación aumentó una décima en diciembre respecto al mes anterior y cerró 2013 en el 0,3 %, la tasa anual más baja desde que se comenzó a elaborar la serie histórica de este indicador en el año 1961. La tasa de inflación subyacente -que excluye la evolución de los precios de la energía y los alimentos- disminuyó dos décimas en diciembre y se situó en el 0,2 %, de forma que se encontró por debajo del IPC general.

Estos datos confirman lo dicho anteriormente y evidencian que mientras que no se implementen políticas dinamizadoras de la demanda junto con el freno a la sangría salarial de la menguante población activa española, no conseguiremos poner a punto el motor de nuestra economía y lo que es peor, seguiremos consumiendo los ahorros de las familias, ya muy tocados y que han actuado como colchón estabilizador y salvavidas.

Demanda interna átona, salarios a la baja, incremento de la carga fiscal y ausencia de crédito a empresas y particulares es el cuadro de situación con que se cierra 2013 y nos aboca a un 2014 de transición. Lo duro vendrá de nuevo en 2015 con los necesarios recortes que volverá a aplicar el Gobierno para alcanzar el objetivo de déficit que impone el dictado comunitario.

Consideramos necesario una política que reactive el crecimiento, genere recursos y liquidez en los hogares para empezar a crecer. Ello en incompatible con políticas que sólo centran su atención en recortes salariales olvidándose que es desde los salarios como se generan los ingresos al Estado, a partir de su contribución mediante los impuestos y cotizaciones sociales.