Grandes cantidades de alimentos son desechados cada día en todo el primer mundo. Se compran más alimentos de los que se pueden consumir, se acumula comida sin ningún tipo de control sobre las cantidades de productos frescos que se van a consumir cada semana, y muchos de ellos acaban en la basura.

Las pérdidas provocadas por el desperdicio de comida en todo el mundo superan cada año el billón de dólares. Además, se estima que el 30% de la tierra está destinada al cultivo y producción de alimentos que nunca van a ser consumidos.

El exceso de producción, la cultura del consumismo y el cambio de hábitos son dos de los factores por los cuales el fenómeno persiste. Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación (FAO), un tercio de lo que se produce se pierde o se desperdicia. Por pérdida se entiende la comida que ha sido producida en aquellos alimentos agrícolas o pesqueros pensados para la alimentación humana.

Algunos de los consejos que se pueden ofrecer para minimizar este problema son: planificar bien la compra, ordenar cada alimento según su fecha de caducidad; comprar cantidades que se vayan a consumir, así como comprar frutas y verduras de temporada. Es necesaria la planificación de las compras y la adaptación a las necesidades de cada hogar.

Desde USO consideramos que el desaprovechamiento de la comida es una práctica a erradicar, pues mientras una parte de la población mundial continúa sufriendo graves problemas de nutrición y hambruna, otra se dedica a desechar grandes cantidades de alimentos.