El Seminario EZA ha abordado la situación de la mujer tras la pandemia en dos interesantes ponencias en las que se han analizado las realidades en España, Portugal, Serbia y Ucrania

Sin duda alguna, la mujer ha sido uno de los colectivos más afectados por la pandemia. Por ello, el Seminario EZA que organiza USO ha abordado la situación actual de las mujeres en dos interesantes ponencias en las que se han analizado las realidades que se viven en España, Portugal, Serbia y Ucrania.

La pandemia ha supuesto un punto de inflexión para la mujer. No solo ha provocado un empeoramiento en las condiciones laborales de estas, sino que también ha permitido que se reconozca -aunque de forma insuficiente- el trabajo que han realizado las mujeres durante este tiempo, así como la necesidad de introducir la igualdad como una prioridad en la agenda política de los gobiernos.

Castigadas en el empleo

En el ámbito del empleo, las mujeres han vuelto a ser castigadas en esta crisis sanitaria y económica. La tasa de paro femenina es, de media, tres puntos superior a la masculina.  La mayor parte de las excedencias registradas durante la pandemia por motivos de cuidado, son fundamentalmente de mujeres. El 74,37% de las personas que trabajan a tiempo parcial son mujeres, y de las personas que trabajaban a tiempo parcial por cuidado de niños o de adultos enfermos, incapacitados o mayores u otras obligaciones familiares o personales, el 94% son mujeres.

Estas son solo algunas de las cifras que ponen en evidencia la difícil situación de la mujer, tanto en el empleo como en el ámbito de la conciliación y la corresponsabilidad. Pero la desigualdad de las mujeres no solo se reduce a estos ámbitos, sino también en la representación femenina en los cargos de poder, sobre todo en lo que respecta al poder económico, donde solo el 6,1% de los puestos de presidencia corresponden a mujeres.

Sesgos de género en la actividad científica

La pandemia también ha visibilizado el sesgo de género en la actividad científica. Según la UNESCO, la representación de las mujeres en los equipos de investigación científica sigue siendo bajísima. Del número total de personas empleadas en I+D en el mundo, incluido personal a tiempo completo como parcial, la proporción de investigadoras es de tan sólo 29,3%. Es aún más desalentador que ese porcentaje vaya disminuyendo a medida que el cargo que ocupan representa mayor poder en el ámbito científico. Esto se da a nivel mundial, incluido el caso español.

Resulta una paradoja, ya que las mujeres tienen hoy un nivel educativo mayor que en cualquier otro momento de la historia. Pero, como en muchos otros ámbitos, se mantiene la disparidad en la participación en ciencia.

En esta misma línea, otro informe de la OCDE muestra que sólo es mujer el 21% del personal científico identificado como autor para correspondencia (líderes o responsables de la investigación). Asimismo, el porcentaje baja a un chocante 13,6% cuando se trata de los miembros remunerados de comités editoriales de revistas científicas.

De los productos de la investigación científica citados en los medios de comunicación, menos de un 19% es de autoría femenina. Y esto se ve en que a las científicas frecuentemente se les pregunta acerca de la conciliación entre su vida profesional y familiar.

La mujer y el movimiento sindical

El papel de la mujer en el movimiento sindical sigue siendo aún bastante limitado. El porcentaje de mujeres que ostentan cargos de responsabilidad en los tres principales sindicatos se sitúa en torno al 30%. En el caso de USO, la Comisión Ejecutiva Confederal cuenta con tres mujeres y otras cinco ocupan las secretarías generales de USOC, USO-Madrid, USO-Cantabria, LSB-USO Euskadi y USO-Comunidad Valenciana.

También el número de mujeres afiliadas a los sindicatos en España es bajo. En el caso de USO, se produjo un crecimiento de afiliadas que se vio paralizado con la pandemia. Industria y seguridad privada son los sectores con menos afiliadas, ya que la incorporación de la mujer en los sectores masculinizados sigue siendo aún escasa. También los mayores niveles de desempleo entre las mujeres contribuyen a esta menor afiliación.

En el caso de Serbia, más del 50% de afiliadas son mujeres y la principal dirigente del sindicato RS BOFOS es mujer. Hay, por tanto, una gran presencia de mujeres en el ámbito sindical. Por otro lado, los altos niveles de desempleo y precariedad se dan también en Serbia, donde la tasa de paro femenina es del 14,2%; las mujeres no llegan a posiciones de liderazgo; están empleadas en servicios, salud, educación y protección social mientras que en energía e informática no hay muchas mujeres, a pesar de que son sectores decisivos para el futuro.

También en Ucrania la representación en los sindicatos de la mujer es importante. Las mujeres reivindican su participación en todos los aspectos de la vida y en el caso del sindicato VOST VOLYA existe una sección especial para los asuntos de la mujer y un miembro de este comité forma parte de la dirección del sindicato. El porcentaje de mujeres afiliadas en Ucrania ha aumentado considerablemente desde 2018.