El primer encuentro entre la Red Sindical de Cooperación al Desarrollo (RSCD), en el que participa SOTERMUN-USO, perteneciente a la Confederación Sindical Internacional (CSI), con el Comité de Ayuda al Desarrollo (CAD) de la OCDE se celebró en París los días 29 y 30 de octubre. En esta reunión participaron representantes de las regionales de la CSI, diferentes sindicatos o sus organizaciones de cooperación de diferentes países, los responsables de la RSCD, y los portavoces del Comité Consultivo Sindical ante la OCDE, TUAC, John Evans y Marie Louise Knuppert, con diferentes embajadores de países pertenecientes a la OCDE y el embajador de la Unión Europea, Patrick Rabe. Se trata de una reunión a la que España no mandó representación.

se celebró una primera sesión informativa sobre la reforma de la Ayuda Oficial al Desarrollo, su declive y nuevos instrumentos financieros; los aspectos cuantitativos y cualitativos de lo que se consideran recursos de desarrollo, ampliando ese concepto por parte de los estudiosos de la OCDE, a elementos controvertidos como los préstamos, ayudas condicionadas e inversión privada con ánimo de lucro, etc. También tuvo lugar un debate entre portavoces de la CAD-OCDE y EURODAD, una asociación de estudios que lidera la revisión de la documentación aportada por los organismos oficiales para lograr la transparencia y la realidad de la ayuda al desarrollo, sobre si habría que restar en esa contabilidad la repatriación de dividendos o las fórmulas de precios de transferencia para exportar los beneficios empresariales o la consideración de los paraísos fiscales, .

Después se realizó una puesta en común de los sindicalistas sobre cuáles deberían ser los mensajes claves a trasladar a los embajadores sobre los criterios de políticas al desarrollo. En este aspecto, tras reconocer la literatura y la arquitectura de la cooperación la relevancia del trabajo digno para lograr un mundo más inclusivo y la reafirmación de señalar a los sindicatos como actores de desarrollo, se valoró el trasladar la relevancia del ‘diálogo social’ que recogería la necesidad de cauces de participación y poder discutir las propuestas sindicales. En ese diálogo social, se dejaba implícita la libertad sindical, y el rol sindical más allá del perímetro del centro de trabajo, para ampliar sus preocupaciones a las políticas económicas, de desarrollo, prestaciones sociales o de fiscalidad.

La jornada con los embajadores de la CAD OCDE, presididos por su presidente, Erik Solheim, tuvo como primera parte el estudio de tres casos en que la familia sindical ha participado e impulsado medidas concretas de mejora protectora a los trabajadores y ciudadanía: La Bolsa Familiar en Brasil y otras medidas que han reducido la extrema pobreza en 12 años a unos 40 millones de brasileños; la implantación progresiva de un sistema de protección social y de previsión social universal en Indonesia, y el Acuerdo de mejora de la seguridad en el trabajo y otros elementos tras la catástrofe en Rana Plaza en Bangladesh en el sector textil inicialmente.

La segunda parte, fue monográfica sobre los desafíos del sector privado lucrativo en el desarrollo, con participación de la OIT, por medio de Raymond Torres, y estudiosos de la Ética empresarial o la economista de la OCDE, Tihana Bule, que lleva la implantación de la Guía de las Empresas Multinacionales donde, siempre en el ámbito de la Responsabilidad Social Corporativa, sí hay mecanismos de denuncia de presuntos malos comportamientos empresariales. Fue, en este segundo debate con los embajadores, donde los participantes sindicales remarcaron la necesidad del diálogo social y la redistribución de ingresos para recortar la desigualdad como elementos imprescindibles para que haya un desarrollo inclusivo y que estas cuestiones debieran estar como ejes en las políticas de cooperación al desarrollo.

En resumen, la familia sindical considera que hay que influir en los foros donde se dilucidan los criterios de las políticas de desarrollo y en la OCDE, muy sesgada con planteamientos neoliberales, foro en el que también hay que hacerlo.