La edad como riesgo: un reto sociolaboral para la juventud y un riesgo de prevención añadido específico en cada tramo etario

Primera jornada del XV Foro de Prevención, organizado por USO-Asturias, el Instituto Asturiano de Prevención de Riesgos Laborales y el Centro Integral de Formación Profesional La Laboral. En esta edición, y debido a que buena parte de los participantes son los jóvenes estudiantes del Ciclo Formativo de Prevención de Riesgos Profesionales, se eligió como tema conductor de las ponencias el factor de la edad.

La primera de las presentaciones corrió a cargo de la secretaria de Comunicación y Gestión de Proyectos de USO, Laura Estévez: “Retos sociolaborales de la juventud hoy”. Con ella, se pretendía dibujar el panorama actual de la juventud en el mundo laboral, para ofrecer una panorámica de los principales problemas que los recién titulados se encontrarán al incorporarse a él.

Temporalidad y parcialidad no deseadas: asociadas a la edad

España se mantiene como el país europeo con un paro juvenil más alto. A pesar de haber bajado levemente, 2023 cerró aún con un 28,36 % de paro juvenil. Además, la tasa de temporalidad es mayor cuanto más joven es la franja analizada. Entre 25 y 29 años, es de casi el 28 %. De 20 a 24 crece hasta el 43 % y, para la etapa más joven, de 16 a 19 años, la tasa de temporalidad llega al 56 %.

“Pero, además, la juventud se enfrenta a más obstáculos en el trabajo. Por ejemplo, el 45 % de los jóvenes, según la EPA, tarda menos de 3 meses en encontrar su primer empleo. Pero más del 25 % tarda al menos un año. Y, de estos, un 12 % ha tardado dos años o más en encontrar trabajo por primera vez”, expuso Estévez.

Y, para quienes encuentran trabajo, los problemas comienzan a ser otros, como la calidad del mismo. “El 70 % de los jóvenes de 25 a 34 años afirma tener que aceptar contratos temporales porque no encuentran un trabajo indefinido, frente a menos del 3 % que trabaja de forma temporal por decisión propia. Además, entre los 750.400 jóvenes contratados a jornada parcial, también hallamos frustraciones similares. Más del 46 % trabaja a tiempo parcial porque no encuentra una jornada completa. Un dato por encima de quienes solo pueden elegir la jornada parcial por motivos de estudios, el 44 %. Los jóvenes no eligen ser temporales ni tener medias jornadas. El mundo laboral no les oferta otra cosa, a pesar de tener cualificación”, denuncia Laura Estévez.

Porque, en este sentido, “sí es cierto que las personas con más formación sufren mucho menos el desempleo. La formación, de alguna forma, sí garantiza trabajar. Pero, ¿de qué forma? Como ya recogimos en la Encuesta sobre los Jóvenes Españoles y el Mercado Laboral, encargada por USO, uno de los problemas más habituales entre los jóvenes trabajadores es no trabajar de aquello que no han estudiado o ser contratados para actividades de menor cualificación y luego pedirles trabajos superiores para los que sí están preparados pero no son compensados, recordó la secretaria de Comunicación y Gestión de Proyectos de USO”.

La edad, un factor de riesgo en el trabajo

La edad centró también la exposición de la responsable del Gabinete de Seguridad y Salud en el Trabajo de la USO, Silvia Marco. En este caso, no solo para hablar de los factores de riesgo asociados a la prevención entre los jóvenes, sino para clasificar los que corresponden a cada grupo de edad.

Silvia Marco dividió los factores de riesgo asociados a la edad en tres tramos, según la clasificación del propio INSST: hasta los 34, de 35 a 54 y mayores de 55: “En el caso de los más jóvenes, a nivel fisiológico tienen una mayor fortaleza y un mejor estado de salud. Pero, como punto débil, aún cuentan con un escaso conocimiento de la realidad del mundo laboral y los riesgos que entrañan determinadas tareas. Para el segundo grupo, más maduros a la hora de relacionarse con los riesgos, el punto crítico es cierto grado de confianza. Este hace que, en ocasiones, no presten atención a tareas sencillas y rutinarias, con el consiguiente peligro de despistes que desemboquen en accidentes, mayoritariamente leves. Y, en el caso del último colectivo, ya tienen por lo general una merma en su estado físico y de salud. Por ello, deberían reservarles los trabajos más livianos”.

Por ello, la prevencionista de USO abogó por la adaptación de puestos de trabajo teniendo en cuenta el factor edad. “Nos encontramos con un problema legal, puesto que la normativa no obliga a hacerlo. Por ello, animamos a que se ponga en la mesa de negociación colectiva, ya que algunos convenios sí prevén estas adaptaciones, que son garantistas para los trabajadores de mayor edad, que pueden llegar a ser clasificados como no aptos o con limitaciones para sus puestos, pero que perfectamente pueden conservar el trabajo si se les adapta el puesto”, expuso.

La necesaria perspectiva de género en la prevención

Además de la edad, el Foro también trató el género con un factor de riesgo añadido en la prevención. En la segunda jornada, USO participó como ponente a través del técnico confederal de Igualdad, Jorge Lojero.

Lojero destacó la necesidad de acercar la igualdad material a la formal: “en legislación, somos iguales. Ninguna ley es discriminatoria. Sin embargo, la forma de poder ejercer los derechos, la igualdad material, sí  lo es. Ninguna ley prohíbe que las mujeres cobren pluses por disponibilidad o que lleguen a directoras generales. Pero la realidad es que sus otras obligaciones, sus roles, se lo acaban impidiendo”.

Además, el técnico de Igualdad de USO desgranó las herramientas disponibles para menguar la brecha de género a través de la negociación colectiva y la prevención. Entre ellas, destacó “los planes de igualdad. Yo soy muy optimista sobre los efectos que pueden tener. Pero, para ello, no pueden ser textos publicados para cumplir y olvidados en el RegCon. Deben contar con una buena evaluación y un seguimiento de sus objetivos, incluso readaptándolos si cambia la situación”.