El trabajo en el campo es uno de los sectores con mayores riesgos laborales para los trabajadores. USO resume cuáles son los trastornos musculoesqueléticos más habituales en el trabajo agrícola

La agricultura y el trabajo en el campo es un sector con altos riesgos laborales. Además, El trabajo agrícola tiene una alta tasa de accidentes de trabajo y enfermedades profesionales, entre los que se encuentran los trastornos musculoesqueléticos, que son los más habituales. Esto se debe a que una parte considerable del trabajo en el campo sigue siendo manual como la siembra, recolección, preparación del terreno, fumigación, etc.

Además, las condiciones de trabajo en el campo suelen ser atípicas y lo realizan mayormente personas trabajadoras migrantes y estacionales. En estas condiciones, existe falta de vigilancia de la salud y reconocimiento de las enfermedades profesionales, producido también por el escaso conocimiento de las personas trabajadoras sobre sus derechos.

Trastornos musculoesqueléticos en el trabajo en el campo

Precisamente los riesgos laborales del trabajo en el campo o agrícola ha centrado el informe realizado por la Agencia Europea para la Seguridad y Salud en el Trabajo, dentro de la campaña “Trabajos saludables: relajemos las cargas”.

Del informe se desprende que en Europa se ha encontrado una alta prevalencia de patologías entre los trabajadores agrícolas, tanto en la zona lumbar como en los miembros superiores. Las más frecuentes son:

  • El síndrome del túnel carpiano: una afección en la cual existe una presión excesiva en el nervio mediano. Este es el nervio en la muñeca que permite la sensibilidad y el movimiento a partes de la mano. Puede provocar entumecimiento, hormigueo, debilidad, o daño muscular en la mano y dedos.
  • El síndrome del manguito rotador puede provocar una reducción de la capacidad de trabajo, una reducción de la calidad de vida, estrés y depresión.
  • La epicondilitis, conocida también como codo de tenista, es una lesión caracterizada por dolor en la cara externa del codo, en la región del epicóndilo.

Los principales riesgos laborales relacionados con el trabajo en el campo son:

  • los movimientos repetitivos;
  • la alta demanda de fuerza;
  • las posturas incómodas;
  • la alta frecuencia;
  • las temperaturas muy bajas;
  • el tiempo de recuperación insuficiente;
  • la compresión de las estructuras musculares y tendinosas, y
  • la vibración.

Evaluación de riesgos laborales

Para realizar una adecuada evaluación de riesgos laborales en el trabajo en el campo se tienen que tener en cuenta estos y diferentes variables, como la homogeneidad de las tareas y actividades que varían según las necesidades laborales diarias y estacionales; el sexo, edad y características antropométricas; el nivel formativo de los trabajadores; la variabilidad de los turnos de trabajo dependiendo de las condiciones ambientales; las características morfológicas de los campos (tamaño, estructura y pendiente), y la falta de recursos económicos para adoptar medidas preventivas y sustituir maquinaria y tractores obsoletos, especialmente en las pequeñas explotaciones.

Por tanto, la evaluación de riesgos necesita un examen cuidadoso de cada ciclo del proceso de trabajo, considerando exhaustivamente los modos y los tiempos de trabajo, así como las herramientas y equipos utilizados. La toma de datos relacionados con las características del ciclo productivo es parte fundamental del proceso de evaluación, así como la correcta ejecución y posterior análisis de la tarea.

El propósito es una evaluación específica del riesgo que tome en cuenta los aspectos críticos de cada factor de riesgo examinado minimizando así la posibilidad de subestimar o sobrestimar el riesgo. El conocimiento del método de evaluación permite obtener resultados objetivos, evitando distorsiones por planteamientos defectuosos o subjetividad.

Como medidas organizativas para evitar riesgos laborales en el trabajo en el campo se puede implantar una programación realista de las campañas agrícolas y las necesidades de mano de obra, así como una planificación de las jornadas de trabajo poniendo especial atención en una distribución adecuada de las tareas, ritmos de trabajo y con horarios establecidos de antemano.