USO aborda los riesgos psicosociales más comunes a los que se exponen los trabajadores del transporte y el estudio del INSST para su prevención

El Instituto Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo (INSST) ha publicado un estudio que aborda cuestiones relevantes para la prevención de los riesgos psicosociales en el ámbito del transporte terrestre por carretera y, de forma especial, en la principal actividad asociada al sector que es la conducción de vehículos. En USO analizamos las principales premisas y conclusiones del mismo.

Distintos subsectores, distintos riesgos

El sector del transporte está conformado por subsectores de actividad, con una situación también variada en cuanto a condiciones de trabajo, riesgos diferentes, demandas muy variadas o regímenes laborales distintos.

Dentro del sector “transporte y almacenamiento”, el subsector “transporte terrestre y por tubería” es en el que más trabajadores ocupa. Un total de 618.400 empleados, en 2019,  mayoritariamente hombres (más del 87 %). Los subsectores de actividad donde la ocupación de mujeres es más elevada son el “transporte aéreo” y las “actividades postales y de correos”, donde se sitúan en un 41,2 % y un 34,5 %, respectivamente.

El transporte terrestre por carretera se subdivide en transporte de mercancías y transporte de viajeros. Los profesionales de estos tipos diferentes de transporte llevan a cabo unas tareas que, aun con alguna diferencia, comparten casi todos: conducen, cargan, transportan y entregan.

Sin embargo, desempeñan otras funciones, tanto administrativas como de guarda y seguridad de lo transportado. Muchas veces, en condiciones de aislamiento, de premura y de ausencia de control del entorno en que se mueven como la climatología, densidad de tráfico o estado de la vía. Estas circunstancias les exponen a condiciones de trabajo que comprometen su salud y seguridad y la de terceros.

Envejecimiento de la población trabajadora y trabajo en solitario

El sector se caracteriza por el creciente envejecimiento de la población trabajadora a la vez que ha ido experimentado la incorporación de diversos cambios tecnológicos como la planificación electrónica, sistemas de vigilancia y control remotos o sistemas de comunicación. Todo ello afecta a la organización del trabajo como el aumento de carga de trabajo, mayores demandas, necesidades de formación y adaptación a los cambios.

El factor edad también se relaciona con diversos aspectos de la organización del trabajo y los posibles riesgos derivados de la fatiga y/o accidentes por los elevados niveles de atención durante jornadas de conducción prolongada, alteraciones derivadas del trabajo a turnos y nocturno.

Por otro lado, la violencia aparece como un riesgo cada vez más frecuente. El personal del transporte de pasajeros tiene mayor riesgo de violencia física y psicológica. El trabajo en solitario; la intensidad del trabajo; el contacto directo y/o cercano con los clientes; el trabajo nocturno; el tipo de bienes; el incremento de las demandas psicológicas y las expectativas de los usuarios, son factores que contribuyen a que puedan darse episodios violentos.

Las dificultades del colectivo para la conciliación de la vida laboral y personal, junto con la sensación de aislamiento social, suele aparecer como una de las situaciones identificadas como estresantes en determinados puestos de trabajo.

Tecnoestrés, riesgo en alto grado

La tecnología juega un papel creciente en la actividad del conductor profesional. Los ordenadores de a bordo; smartphones; equipos telemáticos de comunicación e información; tacógrafos digitales; geolocalización; sistemas de gestión integral de transportes (TMS); sistemas de transporte inteligente (ITS), etc., pueden provocar un alto grado de tecnoestrés debido a la edad media del trabajador y el nivel de estudios del colectivo. Y este es uno de los riesgos psicosociales más comunes en el sector del transporte.

Medidas preventivas en el sector del transporte

Debido a la amplia variedad de subsectores englobados en el sector del transporte, las medidas preventivas deben ser específicas y adaptadas a cada uno de ellos. Así, los delegados de prevención deben proponer medidas para cada una de las ocupaciones abordadas, considerando que las evaluaciones de riesgos deben tener presentes las interacciones de las exposiciones a riesgos físicos, ergonómicos y psicosociales.

Entre las medidas preventivas que se pueden proponer para hacer frente a los riesgos psicosociales en el transporte se encuentran:

  • Establecer programas de gestión de la fatiga, límites de horas y facilitar pausas adecuadas para el descanso.
  • Ajustar demandas de carga, ritmo y tareas y recursos como la formación adecuada, tecnología y plantillas suficientes.
  • Diseñar el tiempo de trabajo y su organización, minimizando sus efectos nocivos en la salud.
  • Formación para adecuar las capacidades y habilidades de los profesionales a las nuevas exigencias.
  • Adaptación de la organización del trabajo, de los puestos de trabajo y de la formación al envejecimiento de la población trabajadora para mantener la empleabilidad.
  • Destacar la importancia de la exposición a violencia, con medidas de seguimiento, prevención y control específicas. Formar a los trabajadores en la gestión de situaciones violentas y en el adecuado reporte de las mismas.
  • Tomar en consideración las necesidades específicas de las mujeres, los inmigrantes y las vinculaciones contractuales a tiempo parcial, subcontrataciones o personas trabajadoras económicamente dependientes.
  • Resolver los probables problemas de la conciliación entre vida profesional y familiar.

Evaluación de riesgos y campañas de concienciación

Desde USO recordamos que los efectos cognitivos negativos derivados de la combinación de riesgos físicos y organizativos incrementan la fatiga y el impacto en el riesgo de accidentes. Por tanto, se ha de realizar una evaluación específica para establecer un seguimiento continuo de la persona disponiendo de sistemas para monitorizar y reportar la fatiga.

El detector de fatiga, que va a controlar los movimientos de la cabeza y la actividad de la mirada del conductor para comprobar su estado, y la alerta por cambio involuntario de carril serán obligatorios desde julio de 2022 para nuevas homologaciones y a partir de julio de 2024 para nuevas matriculaciones.

De igual forma, se ha de acompañar de campañas de concienciación que informen de la importancia de las señales de alarma ante el agotamiento que puede provocar siniestros personales irreparables. La fatiga, física o mental, es la principal causa psicofísica de siniestralidad en el sector.