La admisión a trámite en el Congreso de la proposición de ley para acabar con la figura del “becario precario” pone al fin sobre la mesa institucional la regulación imprescindible de una figura tradicionalmente enmascarada como formativa, cuando en realidad se utilizaba como mano de obra formada y muy barata, muchas veces gratuita incluso.

Desde la USO siempre hemos distinguido entre estas dos figuras: la del becario y la becaria formativos, que precisan de unas horas de formación laboral curricular, y los y las jóvenes que acceden a una empresa “para formarse” y realizan el mismo trabajo que una persona en nómina, cobrando muy por debajo y recibiendo la empresa algún tipo de subvención por ese mal llamado “contrato”.

Pablo Trapero, responsable del Departamento de Juventud de la USO, considera que es el momento de dar el paso definitivo, ya que, si este proyecto de Estatuto del Becario “no llevase aparejada la introducción en el Estatuto de los Trabajadores de esa figura, no llegarán nunca a estar en igualdad de condiciones con el resto de trabajadores y trabajadoras”. No obstante, “hemos recibido con entusiasmo que se regule y se legisle sobre la figura del becario, y que esa legislación revierta en beneficios laborales para quienes ocupan esos puestos. Así, además, se podrá perseguir con la ley en la mano a las empresas que abusan de este tipo de contratos para dotarse de mano de obra barato destruyendo empleo de calidad”.

El estudiante que necesita finalizar sus estudios con horas de formación “debe seguir optando a beca para completar sus estudios, pero esa situación, una vez completada su graduación, no debe perpetuarse en el tiempo y convertirse incluso en un estatus social”.

Desde la USO, “animamos a todas las fuerzas políticas con representación en el Congreso de los Diputados a que olviden filiaciones ideológicas y permitan que este estatuto llegue a buen puerto. Además, las invitamos a que admitan aportaciones de plataformas de jóvenes, de estudiantes y de los sindicatos que estamos trabajando para poner fin a la precariedad laboral y al abuso en las prácticas y contratos de formación. Desde la USO, tendemos nuestra mano para ayudar en la redacción y pedimos que nuestras reivindicaciones se escuchen durante las diferentes fases de tramitación de esta ley”.