USO ha participado en la VII Cumbre de Mujeres Juristas, bajo el título “Conciliación de la vida personal y profesional, Corresponsabilidad Parental. Las nuevas Tecnologías como arma de Conciliación”, celebrada los días 23 y 24 de octubre en el Palacio de Cibeles, en Madrid.

Más de 250 mujeres del ámbito de la abogacía, la magistratura, la política, la empresa y la universidad han asistido a esta cumbre, en la que USO ha estado representada por Estrella Zambrana y Julia Bermejo, responsables del Área de Derecho Administrativo y Derecho Laboral de la Asesoría Jurídica Confederal, respectivamente.

Uno de los temas más novedosos que se han tratado es el uso de las tecnologías como herramienta para fomentar la igualdad, pero adoptando las protecciones necesarias para evitar otro tipo de discriminación como es la digital. En la actualidad aún existe esta brecha digital en perjuicio de las mujeres y para eliminarla tiene que ir aparejada de una serie de medidas que contribuyan al fomento de las mujeres para matricularse en carreras tecnológicas con nuevos modelos de referencia; discriminación positiva en el acceso a empresas tecnológicas; mayor accesibilidad a los espacios de decisión en este tipo de empresas con el fin de dar también perspectiva de género a las herramientas tecnológicas.

Las nuevas tecnologías no van a ser la panacea a la hora de conseguir la igualdad real de hombres y mujeres, pero sí pueden contribuir a aumentar la eficiencia en el trabajo de modo que, en menos tiempo, se sea más productivo, favoreciendo la conciliación y la corresponsabilidad. La tecnología no es un fin en sí mismo y hemos de evitar caer en la trampa de una nueva esclavitud, en este caso, digital; también es necesario cambiar la cultura del presencialismo en las empresas, por otras formas de realización del trabajo, pero no sólo para las mujeres sino también para los hombres; en concordancia con la anterior, se trata de que resulte imperativo el trabajo por objetivos, como medida de equilibrio entre el hombre y la mujer en la empresa; y la implantación de la tecnología en la empresa debe ir acompañada de una sólida cultura de género en la empresa, son algunas de las conclusiones extraídas del acto.

Además, se dieron algunas opiniones significativas en relación a algunos cambios lingüísticos, como el de sustituir techo de cristal por techo de cemento u hormigón; utilizar más el término de corresponsabilidad que el conciliación, porque sin aquella no se podrá conseguir esta y porque se evidencia que hay una mitad que no está asumiendo su parte para resolver el problema; cambiar la frase de las mujeres buscan trabajo, por el de mujeres buscan empleo remunerado; no olvidar decir (en presentaciones de personas intervinientes, por ej.) el segundo apellido, revindicando así el protagonismo de las madres también.

Y todo ello para dejar de pensar, de una vez por todas, lo que decía Emilia Pardo Bazán: ”Si en mi tarjeta pusiese Emilio en lugar de Emilia, ¡qué distinta hubiese sido mi vida!”.