USO pide que se reestructure el sistema de jubilación anticipada con la perspectiva de género para las mujeres
La jubilación anticipada debe garantizar condiciones equitativas para todas las personas trabajadoras, hombres y mujeres, sin distinción de sexo u otras variables. Sin embargo, las mujeres enfrentan obstáculos estructurales que dificultan su acceso a una jubilación digna y oportuna.
De acuerdo con los datos de la Seguridad Social, en mayo de 2025 las mujeres recibían una pensión media de jubilación de 1.199,87 euros mensuales. Es decir, prácticamente 1.200 euros. Por su parte, los hombres en esta misma situación recibieron 1.722,28 euros.
Esta diferencia, de 522 euros, demuestra la desigualdad en el ingreso de personas jubiladas. La brecha de género de las pensiones de jubilación es nada menos que del 30,33 %.
En ese sentido, resulta esencial establecer medidas que garanticen el acceso en igualdad de condiciones a las pensiones de jubilación.
Se ha logrado un importante avance en materia de igualdad en los últimos años. Sin embargo, la distribución de las tareas de cuidados, la precarización de las actividades laborales feminizadas, el trabajo a tiempo parcial y las carreras profesionales interrumpidas dan como resultado una menor cotización de las mujeres. Todo ello nos ayuda a comprender por qué reciben pensiones inferiores.
Justicia social y jubilación anticipada
En este contexto, y con el objetivo de visibilizar la necesidad de incorporar la perspectiva de género en las pensiones de jubilación, el Instituto de las Mujeres elaboró en mayo de 2025, el informe “Justicia Social y Jubilación Anticipada”. En él, se abordan algunas recomendaciones y áreas estratégicas para lograr una jubilación equitativa para las mujeres. Entre ellas, destacamos las siguientes:
- Incorporación transversal de la perspectiva de género en toda la normativa laboral, de prevención de riesgos laborales y de seguridad social.
- Redefinir condiciones laborales especiales: revisar y reconocer los conceptos de penosidad, peligrosidad, insalubridad y toxicidad, considerando las condiciones laborales específicas de los empleos feminizados.
- Jubilación anticipada para sectores feminizados. Hay que valorar la inclusión de coeficientes reductores para sectores con alta presencia femenina, reconociendo el desgaste físico y emocional de estas profesiones (empleadas del hogar, cuidadoras, camareras de piso).
- Reconocimiento de enfermedades profesionales en sectores feminizados. Debe realizarse una revisión exhaustiva, con enfoque de género, del listado de enfermedades profesionales. También, incluir algunas como trastornos musculoesqueléticos, problemas psicosociales, cáncer de mama y ovario, entre otras, que afectan de manera predominante a trabajadoras en sectores feminizados.
- Reforma del sistema de pensiones con enfoque de género para integrar la perspectiva en todo el sistema, desde el cálculo de las prestaciones hasta las políticas de jubilación. Implementar medidas para eliminar la brecha salarial, combatir la segregación horizontal y corregir el impacto negativo de las carreras laborales discontinuas por tareas de cuidado.
- Protección a trabajadoras autónomas víctimas de violencia: realizar una modificación normativa para garantizar que puedan acceder a prestaciones por incapacidad temporal o jubilación anticipada sin discriminación. Además, asegurar que la Seguridad Social no perpetúe la vulnerabilidad de mujeres que abandonan su actividad profesional por violencia de género.
- Impulso a la negociación colectiva con perspectiva de género: garantizar la representación paritaria de mujeres y hombres en las mesas de negociación, así como la debida formación en igualdad, para poder incidir positivamente en las condiciones laborales de sectores feminizados. Realizar una adecuada prevención de riesgos laborales, promover la salud de las mujeres y terminar con la desigualdad salarial y las brechas de género.
Persistente brecha de género en la jubilación
Estudios como éste evidencian las diferencias en las pensiones de jubilación entre mujeres y hombres. También nos ayudan a explicar estas diferencias.
Para equiparar estas pensiones necesitamos cambios normativos e institucionales. Pero también hace falta un trabajo social profundo. Este trabajo debe transformar las bases de nuestro sistema cultural y económico.
Es fundamental poner en valor el trabajo de las mujeres, materializando medidas que corrijan las desigualdades estructurales. Hay que reconocer que la contribución de las mujeres es esencial. Solo así podremos construir un sistema de pensiones más justo y equitativo.
Desde USO, creemos que incorporar la perspectiva de género en la jubilación anticipada es un asunto de justicia social y de atender a una deuda histórica con los derechos de las mujeres. Por ello, seguiremos trabajando para incorporar el enfoque de género en los derechos laborales. Del mismo modo, exigimos a las autoridades que reconozcan y valoren adecuadamente el trabajo de las mujeres y sienten bases sólidas para lograr cerrar las brechas de género y desigualdades estructurales.
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