El IPC de agosto cierra igual a julio; sin embargo, los precios de los alimentos han subido un 32,1 % en cuatro años

El IPC anual sube en agosto el 2,7 %, misma cifra que en julio, pero con una acumulación en los precios de los alimentos muy superior. Además, la inflación subyacente se incrementa una décima, hasta el 2,4 %.

“Desde marzo, que marcó su mínimo anual, el IPC que nos marca la inflación estructural está volviendo a subir. Nos marca la tendencia de los precios, que están encareciendo la vida diaria constantemente y se están comiendo los salarios y también sus revalorizaciones”, señala Joaquín Pérez, secretario general de USO.

Desfase entre los precios de los alimentos y los salarios

Porque los datos, en perspectiva, son aún peores que mensualmente. Con respecto a 2021, la alimentación se ha encarecido en un 32,1 %. Pero el INE también compara con hace una década, 2015. Y, en estos diez años, los alimentos han sufrido una subida acumulada de precios del 44,54 %.

“No hay sueldo medio que soporte esto. No tenemos ni que hablar de los más vulnerables, que por supuesto lo sufren sobremanera: es un problema de toda la ciudadanía. Los salarios por convenio han subido este mes un 3,5 %, más que el IPC, sí. Pero no llega al 14 % desde 2021. La cesta diaria se lleva la subida y más. Nos estamos empobreciendo mes a mes”, denuncia el secretario general de USO.

Analizando los datos aún más detalladamente, Pérez alerta de que, incluso por encima de ese 32,1 % de subida acumulada en alimentación, están los productos más necesarios: huevos, con el 66 %; café, cacao e infusiones, con casi el 50 %; carne de ternera, leche y cordero, de largo por encima del 40 %; y patatas, rondando ese 40 %.

Calidad de empleo y salarios

“Que no nos hablen de que no se pueden subir salarios. Si los precios suben así, también los ingresos empresariales lo están haciendo. Lo vemos en las cadenas de distribución, con beneficios de récord desde la pandemia. Es intolerable hacer negocio con la alimentación como lo es especular con la vivienda. Ya no hay burbuja del ladrillo o del turismo, vivimos viendo cómo todo está dentro de esa burbuja que no para de inflarse”, sentencia Joaquín Pérez.

Por ello, incide: “subida del SMI y de los salarios en general. Sí, también a través de la reducción de la jornada laboral. Y mejora del empleo para sostener una vida digna. La calidad del empleo ha escalado a la tercera preocupación ciudadana según el CIS. En USO lo llevamos advirtiendo muchos años: este empleo de hoy no da para vivir”.