El seminario “Trabajar menos, vivir mejor. Cómo organizar el tiempo de trabajo en la nueva economía”, organizado por el Centro de Formação e Tempos Libres y Base-FUT de Portugal en Lisboa, en el marco de la formación promocionada desde EZA, ha centrado el debate en cómo las nuevas formas de trabajo y la digitalización afectan a la precarización de las condiciones laborales, pero, especialmente, centrándose en la desregulación de la jornada de trabajo y las dificultades para conciliar la vida personal con un trabajo que no sabe cuándo empieza y cuándo acaba.

En las jornadas, USO ha estado representado por la secretaria de Comunicación y Estudios Sindicales, Laura Estévez, por la secretaria de Afiliación de USO-Castilla-La Mancha, Marina Garrido, y por el representante de la FTSP de LSB-USO Euskadi, Javier Iglesias, ambos estos dos últimos miembros de Juventud USO.

Laura Estévez participó como ponente en el panel “Desafíos de la economía de plataforma y tiempo de trabajo”, en el cual expuso “la necesidad de implantar la conciencia colectiva entre los trabajadores. Las mal llamadas plataformas colaborativas, que no son más que estructuras que se nutren de falsos autónomos, consiguen neutralizar la lucha sindical de los trabajadores a base de no contar con un centro de trabajo, de individualizar las relaciones. El primer paso es que los trabajadores se organicen en grupos para defender sus derechos, buscar denuncias y negociación colectiva, que es la base para acotar la acción de estas compañías en el marco de unas leyes que aún no están adaptadas para regular este modelo de empresas y trabajo”.

La secretaria de Comunicación y Estudios Sindicales de USO ha lamentado igualmente que no haya “una política fiscal valiente que penalice en forma de impuestos los beneficios que se generan en los diferentes países y que se llevan a paraísos fiscales, y que tampoco devuelven ese lucro en forma de empleo de calidad”. Y ha animado a los trabajadores de estos sectores “a luchar en el mismo escenario en el que se mueven las empresas, en el internacional. Con la huelga paneuropea de Ryanair nosotros hemos comprobado que solo parando la actividad en todos los países se puede conseguir paralizar la actividad de la empresa, evitando el trasvase de tareas de unos a otros países para reventar las huelgas. En la mayoría de estas plataformas, que se gestionan a través de internet, este trasvase de la actividad se puede hacer sin problema. Por lo cual, a una economía global hay que responder con una lucha global”.

Además, ha sugerido que tanto desde el mundo sindical como el asociacionismo centrado en la mejora de las condiciones laborales “se llame a las cosas por su nombre. Si entramos en el juego de hablar de economía colaborativa o social, o de llamar emprendedores a quienes son solo falsos autónomos explotados por multinacionales que no pagan impuestos ni ofrecen trabajo de calidad; si entramos en el juego de llamar jornada flexible a lo que es una desregulación total de la jornada de trabajo, estaremos contribuyendo de alguna manera al lavado de cara de una actividad que se describe de forma eufemística para actuar en la realidad precarizando extremadamente las condiciones de trabajo”.

La entrada en vigor de la llamada “tasa Google”, así como la aplicación de nuevos controles del tiempo efectivo del trabajo que ya se piden desde Bruselas abrirán un nuevo campo de acción para regular este tipo de economías.