La Conferencia de las Naciones Unidas para el Cambio Climático (COP25) ha concluido el domingo, 15 de diciembre, dos días después de la fecha prevista, y dejando un resultado fallido a la gente y al planeta. Decepción es el término más sentido entre los representantes de la sociedad civil y el más del centenar de sindicatos presentes en la cumbre, entre ellos la delegación de USO.

La conferencia celebrada en la capital de España bajo la presidencia chilena no ha cumplido ninguno de los dos objetivos esenciales que tenía: el aumento generalizado de la ambición de los países para afrontar el cambio climático con medidas efectivas desde el inicio de 2020, y alcanzar un acuerdo técnico sobre el comercio mundial de emisiones.

Entre los resultados, hay referencias a las brechas en la reducción de emisiones y los planes financieros de las partes. La cumbre declara en genérico la necesidad de mejorar las Contribuciones Determinadas Nacionales (CDN), algo que es evidente en vista de la contundencia de las observaciones de los científicos sobre el clima. El Plan de Acción de Género ha sido finalmente aprobado, y hay un plan de trabajo sobre Medidas de Respuesta que abordará la Transición Justa y la creación de trabajo decente y empleos de calidad.

Sin embargo, la discusión más importante en la COP fue sobre el artículo 6, sobre mecanismos de mercado y no de mercado. La intención de las partes claramente no era mantener los objetivos del Acuerdo de París, sino facilitar todo lo posible el comercio de derechos de emisión. Desde la parte sindical la opinión es que los países deberían centrarse en “reducir” los derechos de emisión en lugar de negociarlos.

En general, y especialmente en el mecanismo de mercado, las garantías de derechos humanos, sociales y ambientales fueron absolutamente insuficientes. La triste situación es que los ingresos de las emisiones comerciales se destinan a proyectos de adaptación. Por lo tanto, los países en desarrollo se ven atraídos por este peligroso proceso que continuará en la COP26 que se celebrará en Glasgow el próximo año.

En materia de financiación, las naciones ricas continúan evadiendo su responsabilidad de manera inaceptable.

Al finalizar la conferencia, el propio secretario general de Naciones Unidas, Antonio Guterres, si bien asegura que no se rendirá, ha dicho “estoy decepcionado con los resultados de la COP25. La comunidad internacional perdió una oportunidad importante para mostrar una mayor ambición en mitigación, adaptación y financiación para enfrentar la crisis climática”.

En la sesión de clausura de la COP, el portavoz sindical de la CSI, Francis Stuart, de la confederación de sindicatos de Escocia ha manifestado: “lo que hemos visto en las últimas dos semanas es una desgracia. Los sindicatos están muy decepcionados. Esperábamos ver gobiernos acordando políticas ambiciosas de justicia climática que respondieran a la emergencia climática que amenaza nuestras vidas, trabajos, medios de vida, comunidades y dignidad. Lo que vemos es el polo opuesto. La sociedad civil ha sido bloqueada, literalmente, mientras que el gobierno retrocede en lo que se ha negociado a lo largo de los años. Lo que hemos visto aquí es nada menos que las partes que intentan desmantelar el Acuerdo de París”.