USO cierra su seminario de EZA sobre la realidad postpandemia de la juventud con un análisis de la situación y posibles medidas para mejorarla

La secretaria de Comunicación y Gestión de Proyectos de USO, Laura Estévez, y Victoria Znied, en nombre de EZA, han clausurado el seminario internacional “Repercusiones de la pandemia del coronavirus en el empleo y la vida social en las personas jóvenes”.

Znied ha destacado que ha sido “un seminario ejemplar. En EZA estamos muy contentos de que USO haya organizado este seminario porque no solo ha hablado de jóvenes, sino que ha dado ejemplo y han estado con nosotros, compartiendo su realidad y sus problemas. Es la única forma de poder resolverlos de forma efectiva”.

Por su parte, Laura Estévez ha agrecido a los visitantes y ponentes de nueve países su asistencia y participación, en tres días “que han enriquecido la visión de todos nosotros hacia los problemas de la juventud. Pero, sobre todo, hacia las posibles soluciones”. Y, además, ha querido destacar la participación del Departamento Confederal de Juventud-USO, “presente en la organización, en la elección de las ponencias y, sobre todo, dando su punto de vista en ellas”.

Un seminario emotivo, con dos ponencias de sindicalistas ucranianos, que han contado una realidad muy diferente a la del resto de países, con una vida diaria marcada por la guerra.

Laura Estévez y Paula Tejero, responsable del Departamento Confederal de Juventud-USO, han leído el resumen y conclusiones del seminario, que han abarcado los principales puntos de la vida social y laboral de los jóvenes tras la pandemia de covid.

La situación de la juventud tras la pandemia

La juventud ha sido un sector de la población especialmente golpeado por la pandemia del covid y sus efectos. Sus trabajos, los más precarios, han sido los primeros en desaparecer. Pero no solo el puesto de trabajo en sí. Ha crecido el número de jóvenes que, aun teniendo trabajo, son pobres; es decir, ha crecido el número de jóvenes trabajadores en riesgo de exclusión. La pandemia ha afectado además a su socialización, a su vida colectiva y también a su salud mental.

En general, no solo con respecto a la juventud, la pandemia, así como ahora la guerra, ha sido la excusa para recortar derechos laborales. Ha ocurrido así en toda Europa, con diferentes ejemplos, como que se normalice de nuevo el tener que trabajar en domingo en comercio y distribución. Esta pérdida de derechos ha afectado a toda la población, pero golpea en primer lugar a los jóvenes, ya que sus empleos son más precarios y caen antes.

Porque la crisis del covid-19 ha venido además tras una crisis constante desde 2008. Esto ha provocado que muchos trabajadores, y especialmente trabajadores jóvenes, ya se encontraran en situación vulnerable para no poder amortiguar una nueva crisis.

Análisis de los cambios en los jóvenes en el seminario EZA

Los jóvenes han sufrido efectos negativos en su salud, en su empleo y en su proyecto de vida, como atrasar aún más la edad de emancipación. Y en salud, sobre todo la mental, han crecido notablemente la incidencia de trastornos como la ansiedad, la depresión y los casos extremos, los deseos suicidas y el propio suicidio.

Pero también la pandemia ha provocado cambios en los jóvenes:

  • Son más familiares: valoran más el tiempo con sus seres queridos.
  • Ponen sus prioridades de vida por encima de encontrar cualquier tipo de trabajo: no aceptan todo tipo de condiciones.
  • Han ampliado su abanico en la búsqueda de empleo: hay nuevos trabajos y nuevas formas de trabajo, como en remoto.
  • Se está estrechando la brecha de género en los empleos tecnológicos por la digitalización exprés que ha supuesto la pandemia en el trabajo y en la formación.
  • La población, y la población joven en particular, acepta mejor los problemas de salud mental y reconoce los suyos propios. La pandemia ha desestigmatizado poco a poco la salud mental.

Así, la actitud de los jóvenes también ha cambiado con respecto al trabajo y a su participación en la sociedad:

  • Esperan de un empleo mucho más que un salario digno y un buen horario. También buscan conciliar, beneficios sociales y hacer equipo.
  • Los jóvenes, al contrario de cómo los pintan algunos artículos, son solidarios y asociativos. Sin embargo, no encuentran su espacio de decisión en esas asociaciones y, en concreto, en los sindicatos. Algo que los aleja de ellos. Algo que los aleja de nosotros.

Además, las medidas que se desarrollan en algunos países pueden ayudarnos a pensar en implementarlas en nuestros países. Por ejemplo, facilitar la llegada de jóvenes nómadas digitales, que ayudan a paliar la despoblación de algunas zonas y se sienten cómodos en otros espacios vitales, más naturales.

El sindicalismo y la juventud

Por último, los sindicatos debemos buscar a los jóvenes y no que los jóvenes nos encuentren si no saben que existimos o para qué servimos. Los sindicatos debemos confiar en nuestros jóvenes sindicalistas, darles voz y dejarles libertad para llegar a otros jóvenes.

El sindicalismo es más necesario que nunca, es más necesario que nunca muy especialmente para los jóvenes. Si los jóvenes han cambiado lo que esperan de una empresa y reclamamos que las empresas se adapten a ellos, también nosotros debemos adaptaron a estos jóvenes postpandemia y rejuvenecer los sindicatos preguntándoles qué esperan de nosotros.