Hoy, 20 de noviembre, se celebra el Día Universal de los Derechos del Niño. Con él se conmemora la aprobación, por Naciones Unidas hace 30 años, de la “Convención sobre los Derechos del Niño”, que supuso un cambio en la consideración de los niños y las niñas como sujetos activos con plenos derechos. En ella, se establecen los derechos humanos básicos que deben disfrutar los niños en todas partes, sin discriminación alguna: el derecho a la supervivencia; al desarrollo pleno; a la protección contra las influencias peligrosas, contra el maltrato y la explotación; y a la plena participación en la vida familiar, cultural y social, independientemente del lugar donde hayan nacido.

La Asamblea General de la ONU aprobó la Declaración de los Derechos del Niño, pero no se demostró suficiente para proteger los derechos de la infancia. El 20 de noviembre de 1989, tras años de negociaciones con gobiernos de todo el mundo, líderes religiosos, ONG, y otras instituciones, se logró acordar el texto final de la “Convención sobre los Derechos del Niño”, cuyo cumplimiento es obligatorio para todos los países que la han firmado. La Asamblea General de la ONU recomendó, en 1954, destinar un día a fomentar la fraternidad entre los niños y las niñas del mundo, y promover su bienestar con actividades sociales y culturales.

Dedicar un Día Internacional a la Infancia también sirve para hacer un llamamiento mundial sobre las necesidades de los más pequeños y para reconocer la labor de las personas que cada día trabajan para que los niños y niñas tengan un futuro mejor, es una ocasión especial para que todo el mundo conozca los derechos de los niños y para recordar la importancia de trabajar para conseguir el bienestar de todos los niños y las niñas del mundo. Y es también un buen día para conocer las distintas formas de colaborar con los niños más vulnerables, para que sus derechos sean reconocidos y garantizar su bienestar y desarrollo.

Sin embargo, a pesar de los notables progresos alcanzados en el avance de los derechos de la infancia, todavía queda mucho por hacer. Los progresos han sido desiguales. Muchos países no conceden aún a los derechos de la infancia la importancia que merecen en la legislación nacional. Desde FEUSO nos recuerdan que, en la actualidad, siguen muriendo 12 millones de niños menores de cinco años en todo mundo, la mayoría por causas que pueden prevenirse fácilmente.

A principios del siglo XXI, hay en todo el mundo una conciencia cada vez mayor sobre los problemas que afectan a los niños y el compromiso para resolverlos. Pero nuevos desafíos -como, por ejemplo, el VIH/SIDA- amenazan con anular en numerosos países varias conquistas sanitarias y sociales que costaron grandes esfuerzos. Desde la Federación de Enseñanza de USO, se pide que, desde todos los frentes, se siga trabajando para recordar que los niños son el colectivo más vulnerable y el que más sufre las crisis y los problemas del mundo.