Hoy, en el día internacional para la erradicación de las causas de la pobreza, la ciudadanía mundial sale a las calles para mostrar el rechazo colectivo a las políticas que generan pobreza, desigualdad y destrucción del medio ambiente. En Madrid, en Europa y en el resto del mundo, además mostramos nuestro rechazo a los tratados de libre comercio e inversión que se están negociando a espaldas de la población con el único propósito de beneficiar a las élites políticas y económicas.

En el Estado español 1 de cada 5 personas se encuentra en riesgo de pobreza o exclusión. Somos el segundo país de la UE con más pobreza infantil. La desigualdad no ha cesado de aumentar: en plena crisis, el número de personas millonarias aumentó un 13% entre el 2012 y 2013, lo que nos convierte en el segundo país más desigual de toda Europa.

Además, a escala mundial, 1 de cada 9 personas carece de alimentos suficientes y más de 700 millones viven en la más extrema pobreza, y el 70% de las personas pobres son mujeres. Las 85 personas más ricas del mundo tienen el mismo dinero que los 3500 millones de personas más pobres del planeta.

El actual modelo de desarrollo es insostenible, depredador con el medio ambiente y con las personas; genera injusticias globales y está orientado a enriquecer a minorías vulnerando los derechos humanos de las mayorías. Las políticas globales, controladas por las grandes corporaciones, se centran en conseguir un crecimiento económico infinito y están cerradas a la participación de las mayorías sociales que luchan por poner la sostenibilidad de la vida en el centro.

Las élites del capitalismo mundial están inmersas en una ofensiva de negociaciones de tratados de comercio e inversión, como el TTIP, el CETA y el TISA, que únicamente favorecen a los intereses de las grandes empresas trasnacionales en detrimento de los pequeños productores, consumidores, comerciantes, y de la ciudadanía en general, y que tendrán un impacto muy negativo sobre el medio ambiente, los derechos sociales, los derechos laborales, y aumentarán de forma irreparable del déficit democrático en todas nuestras sociedades.

Denunciamos las nefastas consecuencias de estos acuerdos comerciales y de inversión, que en otras regiones del planeta ya han demostrado que aumentan los niveles de pobreza, de desigualdad y vulneran los derechos humanos, además de destruir el medio ambiente.

La ciudadanía europea unida en organizaciones sociales, políticas o sindicales, agrupaciones campesinas o plataformas ciudadanas de base hemos impulsado durante los últimos años movimientos de resistencia a los tratados comerciales, que han crecido en los últimos dos años y que han culminado con recolección de más tres millones de firmas por la Iniciativa Europea contra el TTIP, CETA y TISA tras un año de campaña.

Por ello hoy salimos a la calle a denunciar que la pobreza y la desigualdad tienen responsables, pero también celebramos que la ciudadanía europea ha tomado conciencia de la amenaza que suponen los tratados de libre comercio.

Esta es una política global que amenaza la democracia y los derechos humanos en todo el mundo. En América del Norte, en América Latina, en Europa y en el Pacífico la gente se está organizando para poner fin al asalto del imperialismo corporativo, que se agrava en gran medida por el Tratado Transpacífico (TPP) y otros tratados «comerciales y de inversión» como el TTIP, el CETA y el TISA.

Son precisamente los derechos humanos, económicos y sociales los que deben ser plenamente garantizados por las políticas públicas, haciendo frente de manera especial a tres cuestiones: pobreza, desigualdad e insostenibilidad. La lucha contra estos problemas es una cuestión de justicia. Exigimos que las políticas sean coherentes y consecuentes con los compromisos constitucionales, europeos e internacionales en materia de derechos humanos y medioambientales y que pongan a las personas por encima de los beneficios económicos de las multinacionales que no favorecen a la mayoría de la sociedad.

Todos estos tratados otorgan más derechos a las grandes empresas que a las personas, permitiendo a los representantes de las transnacionales participar en organismos como el Consejo de Cooperación reguladora, que les concede el derecho de vetar o modificar leyes de Estados soberanos cuando consideren que estorban a su aspiración de beneficio.

También consideramos una agresión a la democracia el Mecanismo de Solución de Controversias Inversor-Estado, que hace posible que un Estado legitimo sea demandado por inversor extranjero cuando una ley democráticamente promulgada, el inversor considera que daña sus posibles beneficios presentes y futuros.

Estas políticas de inversión y la persistencia de la pobreza y de las desigualdades no son justificables ni inevitables, es una cuestión de voluntad ciudadana y política. Toda la ciudadanía puede reivindicar su fin, a través de la denuncia, la movilización, la participación social o a través de nuestra vida cotidiana.

Por ello hoy, 17 de octubre, Día Internacional para la erradicación de la Pobreza, y de la lucha global contra los tratados comerciales y de inversión EXIGIMOS:

  • Un nuevo modelo económico y social que transforme radicalmente muchas de las reglas del juego, poniendo a las personas en el primer lugar. Un modelo alternativo que nos permita escapar de los mitos del crecimiento, del consumo y de la competitividad. Reivindicamos un sistema sostenible social y medioambientalmente, que nos lleve a la felicidad y al bienestar.
  • Que el sector empresarial además de cumplir las leyes y los reglamentos nacionales, opere con escrupuloso respeto a los Derechos Humanos, el trabajo decente en todos los territorios donde opere, con independencia de que estos estén o no debidamente asegurados en sus respectivas normativas, y también aporte al mantenimiento de sistemas fiscales suficientes, equitativos y progresivos, sin paraísos fiscales.
  • Regular y desarmar los mercados financieros que son los principales responsables del aumento de la pobreza y la desigualdad a nivel mundial, en connivencia con gobiernos dóciles, o abiertamente cómplices, y con el apoyo de organismos de como la OMC, el Banco Mundial y el FMI, o la UE.
  • Que los Estados adopten compromisos que vinculen la política fiscal con el cumplimiento y garantía de los derechos humanos. Exigimos medidas contra la evasión y la elusión fiscal y que los Estados dediquen estos ingresos a más y mejores políticas públicas sociales, con una gestión transparente y participativa.
  • Que las políticas sean coherentes y consecuentes con los compromisos constitucionales, europeos e internacionales en materia de derechos humanos y medioambientales y que pongan a las personas por encima de los beneficios económicos de las multinacionales.

Por eso, nosotras ciudadanas y ciudadanos de Madrid decimos una vez más:
¡¡¡ NO a los Tratados de libre comercio e Inversión Transatlántico, Transpacífico, CETA, y TISA!!! Y no a sus consecuencias de deterioro climático y empobrecimiento de la sociedad.
¡¡¡NO A LA DESGUALDAD Y A LA POBREZA!!!
¡¡¡ Las Personas y el Planeta por encima de las multinacionales!!!