Del 10 al 21 de junio, se celebra en Ginebra la 108ª Conferencia Internacional del Trabajo de la OIT. La reunión, en la que USO está representada por su secretario de Acción Internacional y Desarrollo Sostenible, Javier de Vicente, ha congregado a más de 6.000 participantes, venidos de los 187 países que conforman esta centenaria organización internacional tripartita de las Naciones Unidas.

Precisamente, la celebración del Centenario de la OIT ha motivado que a la conferencia de este año esté acudiendo un elevado plantel de primeros ministros, presidentes de gobierno, reyes y otros altos cargos. En el nivel europeo, ha destacado la presencia de la canciller alemana, Angela Merkel; el presidente francés, Emmanuel Macron, y el primer ministro portugués, António Costa. Por parte española, está prevista la visita de la ministra de Trabajo, Inmigración y Seguridad Social, Magdalena Valerio.

La agenda de la conferencia es sumamente amplia. En ella está en juego la posible aprobación de un nuevo convenio internacional y una recomendación para acabar con la violencia y el acoso en el lugar del trabajo, si bien no se observa que el grupo de los empleadores esté contribuyendo positivamente para lograr este objetivo.

Igualmente, la conferencia aborda el debate del Estudio General relativo a la recomendación aprobada en 2012 sobre los pisos de Protección Social. La tasa de cobertura de la protección social sigue siendo inaceptablemente baja, ya que menos del 30% de la población mundial tiene acceso a sistemas de protección social integrales. Existen brechas sustanciales en materia de cobertura, en particular para las mujeres, los trabajadores y trabajadoras del sector informal, las personas con contratos atípicos e irregulares, y los grupos socialmente vulnerables, tales como las minorías étnicas y las personas con discapacidad.

También se ha incluido como elemento novedoso la discusión de una declaración sobre el centenario de la OIT, elaborada a partir del Informe de la Comisión Mundial para el Futuro del Trabajo. El máximo interés de los trabajadores sobre este documento se encontraba en la expectativa de alcanzar un acuerdo con la representación de las patronales y de los gobiernos que incluyera tres elementos: la concertación de un nuevo contrato social para el futuro que permita la Justicia Social; el reconocimiento de una Garantía Laboral Universal, y el fortalecimiento general de los salarios. Sin embargo, todo apunta a que la declaración final va a limitarse a considerar otros elementos más generales, especialmente, las cuestiones de una transición justa, el fomento de las instituciones del trabajo, la lucha contra la pobreza, fomentar el desarrollo económico considerando políticas ambientales y climáticas, etc.

En cuanto a los trabajos de la Comisión de Aplicación de Normas, dedicada a la revisión de los incumplimientos más graves de los derechos laborales, se han iniciado aprobando la denominada “lista corta” que incluye este año a 25 países con relación a 11 convenios. Entre los casos más destacados se encuentran las violaciones del Convenio nº 87 sobre Libertad Sindical que afecta a Turquía, Zimbabue, Honduras, Kazajstan, Filipinas, Fidji, Argelia y Egipto; y también, las relativas al Convenio nº 98 sobre el derecho de Negociación Colectiva cuyo caso más grave es el de Brasil -si bien la patronal ha forzado la incorporación de Uruguay como efecto político contrario-.

En conclusión, las expectativas para los trabajadores sobre los resultados de la 108ª Conferencia Internacional del Trabajo, si bien son inciertas hasta que no concluya la misma, tampoco auguran un resultado positivo histórico como lo fueron en su momento el Tratado de Versalles y la Declaración de Filadelfia. Ambos instrumentos internacionales constituyeron durante muchos años la guía estratégica de la OIT para beneficio de la mejora de la Justicia Social en el mundo del trabajo.