El IPC remonta dos décimas en marzo hasta el 1,3% de inflación, mientras que la estadística de subida salarial por convenio, conocida ayer, vuelve a ralentizarse levemente, del 2,23% del anterior trimestre a un 2,2%.

“Son cifras de subida salarial que serían asumibles si se partiese de una situación de estabilidad en los ingresos, donde una subida media del 0,9% por encima del IPC sí se consideraría ganancia de poder adquisitivo. Pero cuando llevamos una década perdiendo más del 10% de dicho poder adquisitivo y el PIB sí sube a razón de 2 y 3%, un 0,9% es una insignificancia”, analiza Laura Estévez, secretaria de Comunicación y Estudios Sindicales de USO.

Además, el IPC, como todas las estadísticas, “tiene sus luces y sus sombras. Dentro de ese 1,3% hay productos necesarios y productos más prescindibles, artículos de uso diario y otros que adquirimos semanalmente o incluso una vez al mes. Por eso hay que analizar más allá de la media. Si bien la alimentación sigue una línea muy similar al IPC, los otros dos grupos más básicos, como son la vivienda y el transporte, se disparan”, alerta Estévez, quien desgrana: “de los últimos doce meses, el precio del transporte ha estado durante seis consecutivos subiendo por encima del 5%, más del doble de la subida salarial, y otros dos meses más ha estado por encima de esta subida. Y en el caso de la vivienda, que comprende alquiler, electricidad, gas y agua, su aumento ha estado nueve meses por encima de la subida de los salarios, con un pico incluso del 5,3%”.

Por todo ello, “si con la subida salarial hay que afrontar diariamente la compra de artículos con subidas mucho mayores que los sueldos, y los precios más asequibles corresponden a servicios puntuales, aunque el IPC sea más moderado que los sueldos, el poder de compra de la ciudadanía sigue bajando”, concluye la secretaria de Comunicación y Estudios Sindicales.