Ante la reunión paralela de los Ministros de Trabajo y Empleo del grupo G20 (de los estados con las economías más grandes del mundo), el denominado L20, en Alemania, los sindicatos prepararon una declaración donde se cuestiona la política macroeconómica realizada hasta ahora y sus resultados.

En esta declaración se contrasta los objetivos de la anterior cumbre realizada en Brisbane (Australia) en 2014 donde se habló de la necesidad de un incremento adicional del crecimiento mundial para hacer frente al desempleo y reducir la desigualdad, con la realidad de un crecimiento lento y un aumento significativo de la misma.

Los sindicatos en su declaración han señalado que la desafección de la población a sus gobiernos está inducida porque la austeridad y reducción de prestaciones sociales, la erosión de derechos laborales y sociales, van acompañadas de una concentración de la riqueza, altos niveles de desempleo y un creciente trabajo informal y precario.

La declaración urge a aplicar un modelo alternativo de política económica, no sólo de expansión monetaria, que redunde en economías sostenibles y con sistemas de protección social universal, con una transición a una economía con bajas emisiones de carbono. Constata que llevamos décadas de reducción de la participación del trabajo en los ingresos nacionales y de aumento de la desigualdad. Propone reforzar una negociación colectiva sólida y salarios mínimos y compartir los beneficios del crecimiento.

Para ello, tras criticar los tratados de libre comercio sin reglas, demandan a los ministros resultados prácticos en las condiciones que se dan en las cadenas de suministro o cadenas de valor; en el incremento de la incorporación de la mujer en el trabajo y mejoras en la conciliación; el empleo de los jóvenes y su incorporación al trabajo reglado; la integración de los migrantes y los refugiados, y en todo lo que está cambiando en el mundo del trabajo por la incorporación tecnológica y la economía digital.