Los datos de empleo del mes de abril, han dejado claro un aumento de la contratación, pero, eso si, dicha contratación va ligada a la precariedad en el empleo. Cuando hablamos de precariedad, nos referimos a que el 91% de los contratos firmados son temporales y casi un 50% son jornadas parciales. Es un modelo en el que se priman los bajos costes salariales y en el que no se valora la continuidad de los y las profesionales. No permite el desarrollo profesional o la adquisición de competencias que sólo se puede dar en los vínculos de larga duración.

Ya de por sí, el empleo precario suele ir acompañado de situaciones que en sí mismas son factores de riesgo psicosocial, como inseguridad en el empleo o rotaciones, imposibilidad de desarrollo de la carrera profesional, falta de incentivos o imposibilidad de elegir vacaciones. Si sumamos a éstos otros problemas que están extendidos en el conjunto del mercado laboral como la sobrecarga de trabajo o la falta de participación en la toma de decisiones, no es de extrañar el elevado número de personas que ya sufren estrés. Como tampoco lo es la advertencia que han hecho las Sociedades Médicas de que la depresión será la primera causa de incapacidad en el futuro.

La campaña que USO lanzó para el 28 de abril, Día Internacional de la Seguridad y Salud en el Trabajo, llevaba como lema “La Precariedad Mata”, porque el empleo temporal o de poca calidad afecta a la salud, tanto a la psicosocial, como, y esto es, si cabe, aún más grave, a las condiciones de seguridad.

En 2012, el índice de incidencia de accidentes de trabajo entre los trabajadores con empleo temporal fue 1,58 veces más alta que en aquellos con contrato indefinido, es decir, tener contrato temporal incrementa las posibilidades de sufrir un accidente.

Temporalidad y menor prevención
¿Cuáles pueden ser las razones que llevan a esto? Según la Ley de Prevención de Riesgos Laborales todos y todas tenemos los mismos derechos en materia de prevención. Pero es también cierto que seguridad y salud en el trabajo vienen condicionadas por factores en los que si influye la temporalidad, como el tiempo de experiencia en el empleo. En muchos casos los puestos temporales acarrean una menor formación en prevención de riesgos, tanto a nivel general como del puesto desempeñado en particular. Es muy posible que la empresa no invierta lo mismo en la formación de una persona que va a estar unos meses contratada, que en aquellos con lo que establece un vínculo de larga duración.

Otro problema es que las personas con contratos temporales suelen estar infrarrepresentados a nivel sindical. En muchos casos exigir los derechos reconocidos en prevención, genera miedo, porque puede costar la renovación, como ocurre con otros derechos laborales.

Aproximadamente un tercio de los accidentes se producen en el primer año de contrato, no cabe duda que la antigüedad, o la falta de ésta, es un factor que determina mayor siniestralidad.

Últimos datos sobre siniestralidad
La salud laboral debe ser una prioridad a tener en cuenta a la hora de diseñar el tipo de mercado laboral para los próximos años. Especialmente ahora que se está haciendo patente que la contratación precaria incrementa la siniestralidad.

En el último avance de siniestralidad de los meses de enero y febrero de 2015 se constata que se han registrado 76.224 accidentes de trabajo con baja, un 3,2% más que en el mismo periodo del año anterior, de los que 76 fueron mortales. Asimismo, se notificaron 101.578 accidentes sin baja.

La elevada mortalidad que sigue causando el trabajo a día de hoy es una cuestión de la que no se habla apenas en los medios de comunicación, y que no genera ningún debate social, ni nadie se escandaliza por muertes, que en la mayoría de los casos se podrían haber evitado poniendo las medidas adecuadas, como además es obligado por ley.

Lo mismo ocurre con las miles de lesiones que se producen al año y, que condicionarán, para siempre, la vida de miles de personas. Estas lesiones, además, en muchos casos acaban limitando la capacidad laboral, impidiendo la realización del trabajo que se venía desarrollando. Para colmo, muchos de los que llegan a esta situación tienen problemas para el reconocimiento de la incapacidad permanente, o de su origen laboral.

La creación de empleo debe planificarse mirando más allá de las próximas elecciones y garantizar trabajo de calidad, estable y por supuesto, seguro. La salud de las trabajadoras y los trabajadores pasa también por una buena atención sanitaria para los problemas de origen laboral, que tampoco están siendo atendidos adecuadamente por las responsables de prestar dicha asistencia, las Mutuas.