La tradicional elección de las palabras del año por parte de la Real Academia Española le ha dado, en este final de 2019, el protagonismo a los movimientos sociales. Según la máxima institución de nuestra lengua, las 14 palabras que definen este año que termina son palabras, en general, de uso cotidiano que, sin embargo, han tomado un gran protagonismo en la sociedad. Así, no encontramos apenas neologismos, salvo euroescéptico, o palabras de nuevo cuño procedentes de otras lenguas, mayoritariamente del inglés, como ha ocurrido otros años. Dos términos son locuciones, aunque también habituales en nuestros textos y conversaciones, como “inteligencia artificial” o “estado del bienestar”.

En su relación, la RAE habla de feminizar, clima o elecciones: “algo que pone en primera línea a las personas y sus preocupaciones, tal y como buscamos en la USO con nuestra acción diaria y nuestras reivindicaciones. La palabra elecciones la hemos utilizado más de lo que nos merecemos, habiendo sido la ciudadanía un ejemplo de conciencia democrática con su participación en los comicios a pesar de la lógica desgana. Hoy, sin embargo, seguimos sin gobierno y el término nos sobrevuela de nuevo. El clima, por su parte, han sido los propios ciudadanos, los jóvenes sobre todo, quienes lo han hecho protagonista de la agenda política. El futuro de todos, y sobre todo de esas generaciones, pasa por cuidarlo, algo que nosotros también promovemos desde nuestras acciones en instituciones y en las empresas. La celebración de la Cumbre del Clima en Madrid ha sido el culmen del uso de la palabra en nuestro país”, relata Laura Estévez, secretaria de Comunicación y Estudios Sindicales de USO.

“Y feminizar, como verbo que engloba todos los movimientos por buscar la igualdad de género es también un hecho que nos incumbe sobremanera, pues muchas reivindicaciones laborales tienen que ver inseparablemente con la necesidad de feminizarlas”, continúa Estévez, quien recuerda que vocablos de uso corriente, como confianza o triunfo, “también los ha destacado la Academia de la Lengua en relación a la política, más bien por la falta de confianza, y a los movimientos sociales, por la victoria de las protestas de la ciudadanía sobre otras líneas de actuación marcadas desde arriba y con las que nos se siente representada”.

Otros hechos políticos, como la crisis catalana, el Brexit o el asentamiento de la ultraderecha en Europa han provocado, según la RAE, que palabras como Constitución, autodeterminación, estado del bienestar o euroescéptico salten a la primera línea de nuestro lenguaje. Y, finalmente, “también ha buscado un hueco para el positivismo, con progreso, deporte, inteligencia artificial y escuela, todas ellas ligadas a los avances en investigación, pero también al tirón de orejas del informe PISA con respecto a las carencias de nuestro país en educación. La acogida, último de los términos incluidos en la lista, implica no solo el hecho positivo de la solidaridad, sino que las migraciones por necesidad, los refugiados, siguen siendo una cuenta pendiente del llamado Primer Mundo”, finaliza la secretaria de Comunicación y Estudios Sindicales de USO.