49 mujeres asesinadas en 2022, 11 confirmadas en diciembre, tiñeron de negro un fin de año más sangriento que nunca por las violencias machistas

2022 ha terminado de forma siniestra en España en cuanto a víctimas mortales por violencias machistas. Diciembre ha sido el peor mes desde que se registran los crímenes por violencia de género, en 2003. 11 mujeres fueron asesinadas en el último mes del año, según datos confirmados por la Delegación del Gobierno para la Violencia de Género; 4 de ellas, en el breve período que separa Navidad de Nochevieja. Las estadísticas revelan que los periodos vacacionales, los días festivos y los fines de semana son las fechas de mayor riesgo.

En total, 2022 se cerró con el trágico balance 49 mujeres víctimas mortales por violencia de género, a las que hay que sumar 2 menores de edad. Además, aún hay casos bajo investigación. 1.182 mujeres han sido asesinadas desde 2003 por esta causa y, en cuanto a los niños, en 2022 se han quedado huérfanos 38 menores. Suman ya 377 desde que en 2013 también se empezaron a contabilizar estas otras víctimas vitalicias de la violencia de género.

Entre Sara, asesinada del 8 al 9 de enero de 2022, y María Elena y E.R., asesinadas el 28 de diciembre, ha habido al menos otras 46 víctimas mortales a manos de sus parejas o exparejas en el año que terminó. 49 asesinadas con María Elena embarazada de 39 semanas. Tampoco se pudo salvar a su bebé, a apenas unos días del parto. Dos niños más, Jordi y Mariya, no pudieron conocer este 2023. Fueron asesinados por sus padres; ella, junto a su madre.

Las primeras horas de 2023, sin víctimas mortales conocidas, ha comenzado con decenas de detenciones por agresiones e intentos de asesinato: desde Cieza, en Murcia, hasta Caso, en Asturias, pasando por otros delitos de violencia de género que no han supuesto peligro para la vida de la mujer.

¿Qué falla en la protección de las mujeres?

De las 49 mujeres asesinadas en 2022, el 40 % había presentado denuncias previas contra su agresor. El hecho de que cerca de la mitad de las víctimas hubiera denunciado a su posterior asesino indica que los mecanismos de prevención y protección no están funcionando correctamente.

Pese a la puesta en marcha de una estrategia nacional contra la violencia machista, el número de asesinatos no desciende en la proporción deseable. Y, tras cerrar un año como 2022, pensar en erradicar por completo esta epidemia social se vuelve más que difícil. En USO consideramos que es necesario revisar urgentemente el diseño y la aplicación de las políticas públicas, así como de los medios de protección.

Debemos diferenciar dos grandes problemáticas: por un lado, el maltrato a las mujeres que no presentan denuncia, hacerlo aflorar para poder enfrentarlo; y, por otro, cómo proteger a las mujeres víctimas de maltrato que sí acuden a la justicia e incluso cuentan con medios activos de protección y seguimiento.

USO reitera su más contundente rechazo a esta sistemática e insoportable violencia contra las mujeres. Por ello, queremos solicitar una mejor coordinación entre las distintas instituciones, servicios sociales, cuerpos de seguridad y personal sanitario para lograr un sistema de prevención eficaz. Y recordar que la violencia de género aún no es un eurodelito, como reivindicamos.

Además, cada uno de nosotros somos responsables de detectar y denunciar posibles casos de maltrato a nuestro alrededor. Entre todos, debemos tejer redes de protección de las víctimas y construir una sociedad libre de violencias machistas con educación y conciencia.

¿Qué podemos hacer en el centro de trabajo?

Si bien una de las principales violencias machistas es la violencia económica, que aleja a las víctimas de la posibilidad de denunciar su situación, muchas otras sí trabajan. Como compañeros o representantes sindicales, podemos hacer mucho por ellas.

En primer lugar, prestando apoyo emocional a una posible víctima, creando un clima de confianza; denunciar u ofrecernos a denunciar por ella. En cuanto a la negociación colectiva, el plan de igualdad debe recoger medidas específicas para proteger a las víctimas de violencia de género, como entradas y aparcamientos especiales, o la posibilidad de un cambio de centro de trabajo.

Y, en el caso de que la situación de violencia de género o acoso sexual se dé en el propio centro de trabajo, activar el protocolo de acoso sexual.

Además, USO, a través de su Caja de Resistencia y Solidaridad, apoya directamente a las afiliadas víctimas de violencia de género.