USO reivindica la diplomacia frente a los conflictos en Ucrania, Gaza y las guerras olvidadas en el Día Internacional de la No Violencia

Cada 2 de octubre conmemoramos el Día Internacional de la No Violencia. Las Naciones Unidas eligieron esta fecha en honor al nacimiento de Mahatma Gandhi, líder de la independencia de la India y pionero de la no violencia como estrategia política y ética.

En junio de 2007, La Asamblea General de la ONU aprobó una resolución que insta a difundir el “mensaje de la no violencia, incluso mediante la educación y la conciencia pública”. La resolución también reconoce la vigencia universal de este principio y su papel en la construcción de “una cultura de paz, tolerancia, entendimiento y no violencia”.

Para Gandhi, la no violencia no era una simple táctica, sino una forma de vida inseparable de la verdad. Tenía una convicción fundamental: los medios importan tanto como los fines. Usar la violencia para alcanzar la paz es una contradicción, porque los actos violentos solo perpetúan el resentimiento y la destrucción.

El presente: la no violencia en un mundo herido

Hoy vivimos en un contexto global marcado por diversos conflictos que parecen suspendidos en una tragedia sin fin. Bajo ese telón de fondo, recordamos que las palabras “no violencia” no son ingenuas ni utópicas: es una exigencia de dignidad humana.

Por un lado, la guerra en Ucrania se ha convertido, desde su estallido en 2022, en uno de los focos principales de tensión de nuestra era. Las tropas invasoras han bombardeado ciudades, desplazado población civil, destruido infraestructura, y provocado una crisis humanitaria de enormes dimensiones. La comunidad internacional ha respondido con sanciones, ayudas militares, diplomacia y negociaciones. Pero la paz permanece esquiva. Este conflicto también revela, con crudeza, los límites de la acción internacional. Muchas veces, la defensa de intereses estratégicos domina sobre la protección de la población civil y los principios del derecho internacional.

Por otro lado, el conflicto israelí-palestino y, en particular, la situación en Gaza, sigue siendo un símbolo doloroso de la fragilidad de la paz. En múltiples ocasiones se han denunciado violaciones de derechos humanos, destrucción masiva de hogares, bloqueos al acceso humanitario y desplazamientos forzados. El Secretario General de la ONU ha señalado que “la desatención de los principios del derecho internacional, la erosión de la confianza en la acción colectiva y el uso de vetos han dañado gravemente la credibilidad del sistema” frente a conflictos como el de Gaza.

También están los conflictos olvidados. Mientras buena parte de la atención mediática y política se centra en Ucrania o Gaza, otros conflictos menos visibles continúan. En África subsahariana surgen conflictos armados locales (regiones fronterizas, insurgencias, crisis de Estado) que reciben poca cobertura mediática. En regiones menos vigiladas, de Asia, África central o América Latina, estallan brotes de violencia que alimentan crisis humanitarias, desplazamientos internos y sufrimientos cotidianos.

El informe “Focus on Ukraine and Gaza leaves other conflicts at risk” advierte que el foco mediático concentrado en los conflictos más visibles puede “dejar vulnerables otros escenarios menos conocidos”. Estas guerras silenciadas o silentes no son menos reales ni menos dolorosas, exigen el mismo compromiso de memoria, solidaridad y acción.

Diplomacia como herramienta imprescindible

Ante el horror que generan los conflictos armados, el sindicalismo debe reafirmar su fe en la diplomacia como herramienta imprescindible para gestionar disputas y evitar la escalada de violencia.

USO apoya la labor de la ONU y las instituciones multilaterales como espacios esenciales para el diálogo, la mediación y la construcción de normas globales que protejan la paz. Aun con sus defectos, veto, rigidez institucional y desigualdades de poder, estos instrumentos son incomparables frente al caos de la anarquía internacional. La negociación, la mediación, la conciliación, el arbitraje y los mecanismos diplomáticos, incluyendo el derecho internacional, deben fortalecerse frente al recurso automático a la fuerza.

Desde la Secretaría de Internacional y Desarrollo Sostenible de USO en este Día de la No Violencia reafirmamos que la paz no es neutra, exige posicionamientos claros frente a la injusticia, la opresión y los ataques contra la dignidad humana. La no violencia es compromiso activo, no pasividad, educar, movilizar, denunciar y participar en redes de solidaridad.

Exigimos a los Estados e instituciones internacionales que prioricen la diplomacia y los procesos de paz sobre la escalada militar, que refuercen las estructuras de la ONU, otorgando voz y protagonismo real a los pueblos afectados, que protejan a la población civil, infancia, mujeres, migrantes, personas desplazadas. Y que se dé voz a los conflictos olvidados. No podemos permitir que desaparezcan del radar humanitario.