Con cada vez más episodios de calor extremo que derivan en una ola de incendios, se ha desplomado la inversión en extinción
La ola de calor que padece España se ha convertido en una pavorosa ola de incendios que ya ha provocado la muerte de tres hombres, población voluntaria, en las labores de extinción. Varias personas están heridas, algunas de gravedad. Parte de ellas, también ciudadanos de a pie. Otra buena parte, bomberos forestales.
Esta oleada de fuegos que recorre el país, más allá de su investigación sobre intencionados, descuidos o la fatalidad de una naturaleza extenuada, pone en evidencia las carencias en prevención.
Las conclusiones de la Asociación Nacional de Empresas Forestales, que recoge elpais.com, reflejan que la inversión en prevención de incendios se ha reducido a la mitad en 13 años. Justo cuando el calentamiento global ha comenzado a traer cada vez más a menudo episodios extremos de calor. Cuando más necesario que nunca es mantener en buen estado nuestros montes. Cuando más personal (y mejor cuidado) deben tener las plantillas que luchan contra el fuego.
La Organización Meteorológica Mundial ya alertó del aumento de muertes por el calor. Y, en concreto, documentó 44 fallecidos por incendios forestales en 2023. Los avisos caen en saco roto.
La población, contra el fuego
En las noticias desde los epicentros de los fuegos, hemos podido leer testimonios desoladores sobre la soledad y abandono de la población y sus viviendas a su suerte. De hecho, los tres fallecidos no eran profesionales de extinción de incendios: dos voluntarios en León y un vecino que quiso salvar a los animales de un centro ecuestre en Tres Cantos.
El agradecimiento a su labor no los devolverá. Son personas que no debieron haber muerto ahora.
Bomberos en lucha
Pocos días antes de que España ardiera, cientos de bomberos y otro personal de extinción de incendios ya alertaban sobre sus precarias condiciones. Salarios ínfimos, fijos discontinuos para el verano, turnos exhaustivos, mala organización de las plantillas…
Desde USO, exigimos a todas las administraciones implicadas que no escatimen esfuerzos, que estén en primera línea, que se coordinen y dejen de lado partidismos. Pero, además, que estas pérdidas, de vidas y de patrimonio natural, no queden en el olvido y:
- reforzar las plantillas de extinción de incendios.
- regular y mejorar las condiciones de estas.
- proteger correctamente a los bomberos de sus riesgos específicos.
- establecer protocolos de actuación que garanticen tiempos máximos de llegada a cualquier población.
- inversión en investigación: los científicos advierten cada vez con más precisión de estos episodios.
- reforestación y ayudas a la España despoblada para mantenerla viva.
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