En el Día de la Niña, desde USO queremos promover que la igualdad llegue a las edades más tempranas para evitar las brechas del mañana

Este 11 de octubre, se cumplen 10 años desde que la ONU adoptara la Resolución 66/170, en la que se fijó esta fecha como el Día Internacional de la Niña. El objetivo es reconocer los derechos de estas, su posición de vulnerabilidad en el mundo e incentivar su empoderamiento.

Antes de dicha resolución, en 1995 ya se había celebrado la Conferencia Mundial sobre la Mujer en Beijing, en la que se dieron cita una gran cantidad de activistas de los derechos de la mujer para promover el cumplimiento de los derechos de mujeres y niñas. Ahora, la mirada está puesta en la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, en la que se han fijado importantes objetivos relacionados con la igualdad de género.

Las niñas y adolescentes necesitan y merecen una educación y una vida saludable en condiciones de seguridad, que les permitan tener lo que actualmente parece ser un bien escaso en gran parte del mundo: un futuro. Si a estas niñas se les permitiera ser partícipes del mundo en las mismas condiciones que los niños, todo sería muy distinto.

La “generación igualdad”, formada por futuras referentes

El año pasado, la ONU inició la campaña del día de la niña hablando de la “generación igualdad” para hacer referencia a personas jóvenes que estaban empezando a ver el mundo de otra manera y defendiendo la igualdad como uno de sus principales valores. En esta línea, desde USO celebramos este día con el lema “Niñas del presente, referentes del futuro” para poner en valor a las nuevas generaciones que vienen pisando fuerte y que luchan por la igualdad de género.

La mejora de las condiciones laborales de las mujeres, y por tanto de las niñas que en no mucho tiempo lo serán, se encuentra condicionada aún por los estereotipos y roles de género existentes en nuestras sociedades. La falta de referentes femeninos es un problema que afecta a mujeres y niñas en todo el mundo, incluso en países con los estados de bienestar más desarrollados.

En la escuela, por ejemplo en España, poco sitio hay para mujeres científicas, escritoras, filósofas y otras profesionales. No hay un diálogo entre los sexos en una historia que, definitivamente, ha sido escrita y dirigida por el género masculino. Tampoco lo hay en el deporte y, si existen algunas deportistas mínimamente reconocidas, estas cobran un salario mucho menor y desde pequeñas están obligadas a ser mucho más exigentes con su mente y con su cuerpo.

Es muy común, hoy, escuchar “Es la primera mujer del mundo en…”. A la generación de pioneras, debería seguirle una nueva generación sólida de referentes. Esta nueva generación, si bien habrá dado pasos hacia adelante con respecto a las anteriores, se caracterizará por ser plenamente consciente de las limitaciones que le han sido impuestas.

Un Día de la Niña con importantes retrocesos en todo el mundo

Las niñas, solo por el hecho de serlo, se encuentran más expuestas a la violencia sexual, el embarazo adolescente, el trabajo forzoso, un difícil acceso a la educación o a la higiene menstrual, y otros impedimentos.

Si bien en los últimos 25 años se han logrado importantes avances para las niñas en el mundo, el ritmo ha sido lento y desigual. Al mismo tiempo, también hemos presenciado algunos retrocesos en los últimos años. Además, debido a los efectos de la pandemia, y según el informe de Save the Children correspondiente a 2020:

  • Por el aumento de la violencia de género, se estima que unos 9,7 millones de menores podrían no regresar jamás a la escuela tras la pandemia.
  • Aproximadamente 100 millones de menores se encontrarán en situación de máxima pobreza tras pasar la pandemia. Esto hará más difícil conseguir la igualdad de género y garantizar los derechos de las niñas.
  • Las niñas tienen más riesgo de contraer matrimonio forzado, lo que supondrá en el futuro un repunte de embarazos de alto riesgo en las adolescentes.
  • La crisis económica generada por la Covid-19 a nivel mundial provocará la reducción del acceso a los servicios de salud sexual y reproductiva, que son imprescindibles para garantizar la salud de las niñas y sus bebés.

Por otro lado, y aunque a veces lo demos por hecho, la educación de las niñas no está garantizada en todo el mundo. Un claro ejemplo de ello es la situación que actualmente viven las niñas afganas, desde que se impusiera el veto talibán a la enseñanza femenina. Solo una parte del retroceso en muchos otros aspectos de sus vidas. “Cuando pensamos en nuestro futuro, no vemos nada”, es la frase de una niña afgana que resume por lo que están pasando.

La segregación por géneros, la falta de escolarización de las niñas en las zonas rurales, los itinerarios en función de los roles de género o el difícil acceso son realidades aún existentes y por cuyo cambio hemos de seguir luchando.

Salud mental de las niñas en la era postcovid-19

La salud mental de niñas y adolescentes también se encuentra en riesgo. No solo en los países en los que las niñas sufren más pobreza o violencia. A estas circunstancias debemos sumarle el uso inadecuado de las redes sociales o la cultura de la imagen en las sociedades modernas, que es mucho más exigente con la mujer.

Las redes sociales pueden ser un arma de doble filo para las niñas. Si bien esta tecnología las ayuda a mantenerse conectadas y es útil para cerrar ciertas brechas, también es la causante o agravante de muchos problemas de ansiedad y otros trastornos relacionados con la salud mental, especialmente durante la adolescencia.

Las inseguridades ligadas a la apariencia física son muy frecuentes en el mundo de la moda, el deporte y otros trabajos de cara al público. Desde muy pequeñas, se les dice a las niñas que lo mejor que pueden dar de sí mismas, su principal valor, es cómo se ven físicamente, y no cómo pueden llegar a mejorar el mundo a través de sus capacidades.

Desde USO, queremos animar a seguir luchando por los derechos de las niñas. Creemos necesaria una mayor educación emocional y contenidos en igualdad en las aulas, ya que ello ayudaría a promover una mayor conciencia de la situación de las niñas y mujeres, no solo en nuestro país, sino en todo el mundo. Solo si tenemos a una juventud concienciada y dispuesta podremos impulsar un cambio social importante en este sentido.