Aunque debemos valorar de forma positiva los datos de la Encuesta de Población Activa (EPA), dados a conocer hoy por el Instituto Nacional de Estadística, que muestran un repunte del empleo, que crece en 151.000 ocupados, y el descenso de la tasa de paro, situándola en el 23,67%, incidencia de los buenos resultados del turismo en estos meses, sin embargo no debemos dejar pasar algunos matices, un tanto negativos.

Básicamente, la contratación temporal es la que sustenta principalmente la creación de empleo, con un incremento del 3,57% en comparación con el trimestre anterior, y un 4,55% con respecto a los últimos doce meses. Este es el empleo que se crea y apoya en España.

Y la desigualdad laboral vuelve a estar muy presente: los hombres recuperan más el empleo. El desempleo se redujo en 138.700 hombres y en 56.500 mujeres, reduciendo la tasa masculina de desempleo en 1,17 puntos (22,53%) y la femenina en 0,37 puntos (25,01%), respectivamente.

De nuevo, los jóvenes y mayores de 55 años son los que siguen acusando las deficiencias del mercado laboral en España. El desempleo ha aumentado en los grupos de edad de 16 a 19 años (7,29%), de 20 a 24 años (2,18%) y en los mayores de 55 años (2,67% en términos anuales). Nuevamente son las mujeres, los jóvenes españoles y los mayores de 55 años los que más directamente sufren los efectos de la crisis del empleo.

Y también desciende significativamente el empleo público, con 3.900 trabajadores menos en el tercer trimestre del año, y se reduce en 17.700 personas en los últimos doce meses. El empleo público se reduce de forma proporcional a la calidad de los servicios públicos, fruto de las políticas de recorte de gasto y austeridad, cuyos empleados se esfuerzan en mantener a pesar de las dificultades.

Aunque la Encuesta de Población Activa quiere dibujar un mapa del empleo esperanzador y fuerte, lo que nos muestra es una foto fija de un mercado laboral en el que prima la contratación temporal, basada en una percepción de la recuperación económica como lenta y débil, así como la desigualdad laboral en función del sexo y la edad. Por ello, se deben estimular políticas activas de empleo que fomenten la calidad y estabilidad del empleo, en detrimento de los datos esperanzadores.

Porque, la recuperación económica no será una realidad mientras se siga destruyendo empleo estable y construyendo una sociedad más pobre y vulnerable, menos humana.