El sindicato USO continúa denunciado el recorte presupuestario en la lucha contra la violencia de género, tanto en medios materiales como personales, así como la falta de implicación de los gobiernos para hacer frente a una lacra que sigue azotando la sociedad. Desde USO queremos mostrar nuestro rechazo hacia cualquier tipo de violencia contra las mujeres y nuestro compromiso con la lucha diaria para lograr su eliminación, a través de nuestra labor sindical, de participación y reivindicativa.

En nuestro último Boletín de Igualdad informábamos de la cifra de mujeres asesinadas por violencia de género hasta esa fecha, un total de 22. Hoy, lamentablemente debemos dar otra cifra mayor, ya que según los últimos datos oficiales publicados, son 30 el número de mujeres asesinadas.

A 24 de agosto, la cifra de mujeres asesinadas por violencia de género, suma 30 mujeres; en 17 casos, los autores fueron sus parejas, y en 13 casos, se encontraban en fase de ruptura o ya eran sus ex-parejas. Por comunidades autónomas, la Valenciana suma un total de 5 asesinatos; le sigue Baleares con 4, y Aragón y Cataluña con 3. El 60% de las víctimas por violencia de género tenían edades comprendidas entre los 31 y los 50 años. En las franjas de edad de 21 a 30, 51 a 64 y 64 a 74 años, las víctimas representan el 10,3%. Las víctimas entre 18-20 años representan el 3,4%. En su mayoría existía convivencia con el agresor, en un 66 % de los casos. Un total de 19 menores han quedado huérfanos hasta el momento.

Las edades de los agresores se concentran en el tramo de 31 a 50 años alcanzando casi el 60%, seguido por la franja de 51 a 64 años que representa el 17,2% y los hombres de 21 a 30 años que suman el 10,3%. También se facilita el dato de suicidios del agresor, siendo 4 los agresores con consumaron el suicidio mientras que en 4 casos fue tentativa.

Respecto a 2015, en este mismo período, habían sido asesinadas 33 mujeres. Al finalizar el año, se alcanzó la cifra de 60 mujeres muertas a manos de sus parejas o ex-parejas. 2012 fue el año en el que se registraron menos muertes, con 52 mujeres. En el lado opuesto, 2008 cerró con 76 víctimas mortales. Quizá haya que pensar qué se hace y qué es lo que se deja de hacer en cada Legislatura y su repercusión en las cifras de muertes y de órdenes de alejamiento.

En este sentido, según los datos de junio de 2016, el número de víctimas de violencia de género protegidas por la policía era de 17.231, 5.000 menos que el mismo mes del 2015, lo que supone un 24% menos, siendo el número de denuncias igual o superior al año pasado.

Otros descensos que llaman la atención son el número de mujeres protegidas permanentemente, que ha pasado de 25 en 2011 a 4 en lo que va de año. El seguimiento policial ha pasado de 306 a 135 para los casos de alto riesgo, y otra cifra que nos tiene que hacer pensar es el porcentaje de mujeres asesinadas a pesar de haber denunciado previamente que ha alcanzado su cifra más elevada que se conoce, un 43%.

Las cifras nos sitúan en la verdadera gravedad de este problema pero no nos dan la solución. Son números que encierran mucho sufrimiento de familias que no sólo sufren la pérdida de un ser querido, son muertes que dejan heridas mucho más profundas y que un duelo convencional no puede superar. Seguramente muchas de ellas llevaban tiempo luchando contra el maltrato, ocultándolo a la familia, quitándole importancia y no es solo la administración la que tienen que formar a los profesionales, son las escuelas las que deben educar en igualdad y en valores como la no violencia; son las familias que deben tener esos valores e inculcarlos a sus descendientes; son los medios de comunicación y las redes sociales quienes deben también asumir un importante papel para que el orden de las cosas cambie.

Quien ha vivido de cerca la violencia de género sabe que salir corriendo es a veces la única salida a cualquier hora del día o de la noche, con los hijos/as por delante, a casa de alguna persona cercana o familiar que pueda protegerles, acabar escondida en otra ciudad, dejando toda la vida atrás. Pero eso debe cambiar: no son ellas y sus familias las que deben seguir teniendo miedo ni las que deben seguir huyendo, no son ellas las culpables. Hay que plantar cara al maltrato y al maltratador desde toda la sociedad, desde la policía y desde la justicia. La violencia no es un tema doméstico es un problema que nos atañe a todos y todas y ante el que hay que tener tolerancia cero.

La foto que encabeza esta noticia proviene de un corto que se titula “El orden de las cosas” (2010) de los hermanos Esteban Alenda y que os invitamos a ver. Julia es una mujer que sufre maltrato atrapada en una bañera que se va llenando gota a gota. El corto remueve conciencias y deja un hilo de esperanza, se puede salir del maltrato, no es fácil, pero se puede.

016 Atención a víctimas de violencia de género. Hay salida.