En el Día Mundial del Medio Ambiente, USO pide la ecologización de las empresas, para lograr un lugar de trabajo adaptado a las consecuencias del cambio climático

La OIT ha presentado un informe en el que analiza el papel de las empresas en el bienestar del entorno natural y en la transición justa.

En la mayoría de empresas en las que se toman medidas para reducir los residuos y las emisiones de carbono, éstas no repercuten en los costes de producción e, incluso, los reducen.

Desde USO, en el Día Mundial del Medio Ambiente, instamos a que las empresas adopten cambios para su “ecologización”, al tiempo que practican el diálogo social con los trabajadores para aplicar medidas con las que lograr un lugar de trabajo ecológico y adaptado a las consecuencias del cambio climático.

¿Qué es una empresa ecológica?

Una empresa que se “ecologiza” es una empresa que reduce su impacto en el entorno natural. Esto puede lograrlo a través de la producción de bienes y servicios “verdes”, como por ejemplo paneles solares. O bien adoptando procesos de producción más ecológicos, empleando energías renovables y materias primas sostenibles o utilizando tecnologías que producen más con el mismo nivel de insumos (uso eficiente de los recursos) y gestionan los desechos de forma más eficiente.

Por otro lado, está la “ecologización” del lugar de trabajo. Esto implica, por ejemplo, los desplazamientos sostenibles, la gestión de la energía y los desechos en el lugar de trabajo, el teletrabajo y la alimentación sostenible en el trabajo.

De este modo, el grado en que las empresas pueden considerarse ecológicas depende de la medida en que “ecologicen” sus productos, sus procesos de producción y sus lugares de trabajo.

Factores que han elevado la demanda de empresas ecologizadas

La búsqueda de productos sostenibles en Internet ha aumentado un 71 % entre 2016 y 2020. Este aumento de la demanda es un factor de estímulo para las empresas informales, especialmente las de la economía circular, dedicadas a la compra-venta de materiales reciclados y al mantenimiento y reparación de diversos bienes. Para las pymes que intervienen a lo largo de las cadenas de suministro mundiales, las grandes empresas son sus principales clientes, y éstas velan por su propio prestigio ante los consumidores, los inversores, los accionistas y sus respectivos gobiernos.

La acción legislativa y la ayuda a las empresas en transición también favorecen la ecologización. Las normativas sobre el consumo sostenible de los recursos en el lugar de trabajo y el transporte sostenible resultan cruciales para lograr este fin. Asimismo, la legislación laboral que regula el teletrabajo, la organización del tiempo de trabajo y la concesión de derechos a los trabajadores para proteger el medio ambiente también se está convirtiendo en una forma habitual de promover los lugares de trabajo ecológicos.

La reglamentación que afecta a la sostenibilidad ambiental de las empresas, la contratación pública ecológica y los modelos empresariales sostenibles son bastante recientes (dos tercios de estas normas en vigor en 2019 fueron implantadas después de 2004) e implican un gran esfuerzo de adaptación. Entre las regiones que más han promovido este tipo de legislación están Asia, Europa y América Latina.

Las empresas, por su parte, siguen desempeñando un papel importante en la protección de los trabajadores frente a los riesgos de seguridad y salud en el trabajo derivados del cambio climático. A nivel mundial, se observan medidas jurídicas y políticas para hacer más ecológicos los lugares de trabajo.

Muchas normas ambientales conllevan costes iniciales, como aquellas relacionadas con la energía y, otras, conllevan, sobre todo, cambios de comportamiento. En ambos casos, la formación y el asesoramiento técnico, sobre todo en materia de eficiencia energética y gestión de desechos, deberían fundamentar la toma de decisiones de los empresarios.

Otro factor relevante es el diálogo social. El cambio climático ha ampliado los ámbitos convencionales de negociación entre los interlocutores sociales en muchos contextos nacionales e internacionales. Sin embargo, aún es raro que en diálogo social a nivel empresarial o local, se aborden cuestiones para cambiar los procesos de producción, con el fin de reducir las emisiones y promover lugares de trabajo ecológicos. A este respecto, USO elaboró hace un año un decálogo con medidas para actuar contra el cambio climático en el lugar de trabajo.

¿Qué efecto tienen las empresas ecológicas?

En la UE, en los países candidatos a la UE, incluida Turquía, y en EEUU, el 90 % de las empresas adoptaron medidas en 2021 para ecologizarse. El porcentaje de empresas que no aplica ninguna medida varía entre los países, desde el 42 % en Albania hasta menos del 2 % en Italia y Noruega.

Tomando una muestra más amplia de países, incluidos países en desarrollo de ingresos bajos y medianos altos, el 70 % de las empresas formales declararon haber adoptado en 2019 al menos una medida para ecologizar sus procesos de producción y los servicios producidos. La medida más extendida fue el ahorro de energía, seguida de medidas contra la contaminación y la gestión del agua.

Con respecto a los efectos que estas medidas tienen en las empresas, dos tercios de las empresas de la UE, los países candidatos a la UE, incluida Turquía, y los EEUU, informaron de que las medidas encaminadas a un uso eficiente de los recursos habían reducido sus costes de producción o no habían tenido ningún efecto en ellos.

¿Qué consecuencias puede tener la ecologización sobre el empleo?

A nivel de empleo, la transición verde basada en la sustitución de las fuentes convencionales de energía por otras renovables y en el aumento de la eficiencia energética crea puestos de trabajo a nivel mundial. Aunque a escala modesta. La ecologización de los procesos de producción es crucial para la transición y donde se concentra la creación de empleo es en las empresas que suministran productos y servicios ecológicos.

En general, se puede decir que la transición hacia una economía más verde crea y seguirá creando empleo en muchos sectores. Según un informe realizado por la Organización Internacional del Trabajo, el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), la Confederación Sindical Internacional (CSI) y la Organización Internacional de Empleadores (OIE), la mayoría de los estudios indican un incremento del orden del 0,5-2 %, lo que se traduciría, globalmente, en 15-60 millones de nuevos puestos de trabajo.

La pérdida de empleo podría concentrarse principalmente en algunos sectores en países industrializados que se verían más afectados por la transición, aunque no superaría el 1 % de la mano de obra.

En general, la transición hacia una economía más verde tiene potencial para crear millones de puestos de trabajo aunque, eso sí, reduciendo el número de personas empleadas en industrias con alta tasa de emisiones. Sin embargo, el efecto neto será positivo y aquellos países que están avanzando hacia una economía verde están siendo testigo de estos efectos.

USO defiende que la transición hacia una economía más verde sea inclusiva y socialmente sostenible. Es decir, que se implementen a la par de las políticas económicas y ambientales, políticas sociales y en el mercado de trabajo, para amortiguar los inconvenientes de la transición verde. Para ello, las políticas deberán prestar especial atención a los jóvenes, a las mujeres y a los hombres que requieren de conocimientos y habilidades apropiados para la integración en la economía verde. Esto se puede conseguir a través del impulso a una formación permanente de calidad y de la formación continua, que debe ser garantizada desde las empresas y el Estado.